Marbella

Carmen Thyssen: «Tengo tres pretendientes»

Carmen Thyssen: «Tengo tres pretendientes»
Carmen Thyssen: «Tengo tres pretendientes»larazon

Divertida y desenfadada, confiesa en un almuerzo en Casa Lucio que no quiere volver a casarse, pero que sí cree en los cuentos de hadas

Tita Thyssen aceptó el reto de ser invitada a comer el viernes con la peña periodística Cuarto Poder en su sede en Casa Lucio. Allí, mientras estrellábamos huevos con patatas que Tita bajaba con vino blanco, nos enredamos en la comida con la sobremesa mas larga de nuestra historia peñística. La baronesa estuvo sembrada y regia. Caímos en la cuenta que ha estado desde los veinte años siempre casada, que ahora disfruta de su soledad y de su propio dormitorio, que mantiene cuatro casas; Sant Feliu, Marbella, Madrid y Lugano –esta última la tienen en venta, pero le cuesta venderla–, y que le ilusionaría hacer una exposición en el Vaticano, como tiempo atrás hizo su marido. El barón contribuyó a la restauración de la Capilla Sixtina y tienen cuadros de temática religiosa, tanto en el museo del paseo de Recoletos como en su propia colección Carmen Thyssen, para hacer varias exposiciones.

– Baronesa, ¿tiene pretendientes?

– Algunos hay, tengo tres y espero que salga alguno más. No sé si es lo que he soñado o son reales porque me gusta soñar con cuentos de hadas. Nunca he hecho planes de ese tipo, pero han sido reales con distintos personajes. Creo en los cuentos de hadas, creo en el amor pero no estoy enamorada. Nunca he dejado de creer en el amor, que es lo más bonito de esta vida, pero como no estoy enamorada no puedo sentir lo que sentí hace muchísimos años y desde luego, no quiero volver a casarme; he estado desde los veinte años casada.

– ¿Cómo se manifiestan esos pretendientes?

– Me mandan flores y hay señales, como en los barcos en las noches de tormenta con niebla. Ellos están nerviosos, por eso me mandan señales con un poco de miedo. A mí no me dan miedo, pero yo a ellos les doy un poco de respeto por el tipo de personaje que soy.

– ¿Dónde ha estado el error en estos siete años de no relación con su hijo?

– No hay errores, son reacciones humanas. Cada uno reacciona de una forma y eso no se puede juzgar, porque seguro que cada uno tiene sus propias razones para obrar así. Como soy bastante tranquila, de lo pasado no me acuerdo, ha pasado y ya está. Yo lo recuerdo con la alegría de las cosas bellas, no con nostalgia. Hemos tenido que hablar, porque finalmente se abrió una puerta y enseguida me he metido por ella para dialogar. Sería poco inteligente que se vuelvan a cerrar las puertas porque la vida va rápida y de los errores se aprende.

– ¿Sin culpables?

– Todos hemos estado involucrados en el bloqueo, no hay santos ni pecadores. Se ha solucionado, pues qué bien. ¿Quién ha tenido la culpa? Me importa un pimiento, hay que seguir en la vida, no podemos estar con reproches.

– ¿Qué tal su relación con su nuera?

– Muy buena, hemos estado gran parte del verano juntas. A mi hijo le hace muy feliz. Como yo no estoy casada con Borja, lo que no puedo pretender es decir sí o no, porque no convivo con ella. Es una relación que se debe llevar por ambas partes con mucha inteligencia.

– ¿Esa paz se ha firmado porque también ha habido un acuerdo económico?

– Todo está involucrado. Es un problema familiar importante, no está relacionado con Hacienda, ni con el futuro de la colección, sino con un problema de los últimos siete años. Las demandas se han acabado, se han limpiado por ambas partes. Hablamos de los últimos siete años, no del futuro, ni de tontadas entre una madre y un hijo, que es lo que para mí ha sido incomprensible. El legado Thyssen está muy claro porque en 2002 se hizo el Pacto de Basilea y ahí no hay problemas, ha habido incomprensiones durante siete años, pero nada que ver con el legado.

– ¿Cuánto ha llorado en estos años?

– No me permito llorar porque no me permito la tristeza ni sufrir. Tengo que sacar adelante todo lo qué llevo encima, no puedo ser flojita y estar ahí diciendo que «mona soy». Tomo como dieciséis decisiones diarias, antes las tomábamos Heini y yo juntos. Tenía a alguien con quien dialogar las decisiones y ahora sólo tengo al angelito de la guarda. Mi marido siempre decía: «Tajales». Nunca supe qué quería decir, pero él lo decía para seguir adelante. No puedes regocijarte en las tristezas.

– Pero eres humana

– Tengo fe, soy creyente y le regaño a mi angelito de la guarda por las noches, le digo: «Angelito que no te estás comportando como debes». Y la fe y la autodisciplina van juntas en la vida, no tienes fe sin autodisciplina y al revés, así que lo tomas o lo dejas y como decía mi marido: «Tájales».

– ¿Y sin rencor?

– Nunca he sido rencorosa, mi madre siempre me lo decía: «Tu mayor problema son dos cosas; eres poco observadora y nada rencorosa». ¡Gracias, mami!. Desde que me lo dijo trato de serlo, pero no lo consigo. Ni soy rencorosa ni observadora, meto la pata en tonterías y toda mi vida he sido despistada.

– ¿Qué le cuesta más pedir perdón o perdonar?

– Ni pido perdón, ni nadie perdona. Si lo hiciera sería la cosa más tonta de este mundo. Las cosas están ahí y ya está.

– ¿No hay forma de vender Villa Favorita?

– No es sólo el dinero. Comprar Viila Favorita es complicado porque es muy grande, con decir que hay un kilómetro desde la entrada hasta la primera línea del agua. Además, hay que ser suizo para poder comprarla, eso dificulta la venta.

– ¿Y los nietos?

– Son mis niños, me llaman «Tita» y me encanta. Los abuelos son todos iguales, cien mil personas en el mundo llamándose abuelo y abuela, a mí me parece más personal que me llamen «Tita». Mi hijo llamaba mami a mi madre, no abuela.

– Antes hablábamos de tomar decisiones, ¿la firma de la Paz, involucra a Borja en su futuro?

– Mi intención es que Borja se involucre mucho conmigo para tomar las decisiones, él, como ley natural de vida, tomará mi relevo por eso necesito que mi hijo esté conmigo. Las niñas solo tienen ocho años y hace mucho que no se ven.