Gastronomía
Augusto Ferrer-Dalmau: en el rincón de batallas
Pintor de batallas.Artista por parte de madre y cocinillas por la de su padre, tiene muy claro que en el futuro creará su propio restaurante
Artista por parte de madre y cocinillas por la de su padre, tiene muy claro que en el futuro creará su propio restaurante
Su Selfiereceta
Tortilla de patatas de Pisa
Ingredientes:
-Patatas
-Huevos
-Cebolla
-Tomate frito
-Atún
-Aceitunas
-Aceite
-Sal
Elaboración:
-Hacer 2 tortillas de patatas.
-Cortar ambas por la mitad cuando ya están frías.
-Poner encima de cada capa tomate frito con atún y aceitunas cortadas muy finas.
-«Embadurnar» de mayonesa antes de servir bien «fresquita».
Pintor de batallas que traspasan el cuadro, ha sido galardonado con numerosos premios nacionales e internacionales por sus obras. Confiesa que en sus primeros pasos por los lienzos también pintó algún bodegón de su época de hiperrealismo.
Catalán de nacimiento, uno de sus platos favoritos en esta época es el suquet de pescado, un plato de su tierra que asocia al verano, igual que la paella de marisco y los pinchitos de solomillo de pimientos y cebolla, «de hecho éste es mi preferido».
El arte de la pintura también lo combina con el de los fogones. Es muy «cocinillas» y si de mezclar ingredientes se trata opta por «todo tipo de ensaladas, pastas, arroz, carnes a la brasa, comida rápida que no me quite mucho tiempo» y «la tortilla de patatas de Pisa, una de mis creaciones». Su elaboración es muy sencilla: «Hago dos tortillas de patatas, las corto por la mitad cuando están frías y hago cuatro capas de tomate frito con atún y aceitunas cortadas muy finas. Justo antes de servirla la embadurno con mayonesa. Se come fresquita y está que te mueres de buena. Es fácil y resolutiva». Alguna vez con prisa, incluso, ha comprado las tortillas ya hechas, que «también queda muy rica». Siempre le ha gustado mucho cocinar, antes tenía más tiempo para ello y para probar cosas nuevas y confiesa que tiene un pequeño sueño: crear su propio restaurante con un menú de combate. «Tendría una carta muy reducida de mis recetas que llamaría “El rincón de batallas”, lo decoraría con mis cuadros y bocetos, mi colección de sables y uniformes, fotografías de los amigos, con madera noble, ladrillo visto, luz tenue... Lo haré algun día», confiesa.
Si su primera maestra en la pintura fue su madre, de su padre aprendió los secretos culinarios. De hecho, aún tiene muchos recuerdos gastronómicos asociados a su familia, momentos nostálgicos en los rincones de la memoria de aquellas comidas de fin de semana. «Entonces, me despertaba pronto para ver a mi padre y verle cocinar. Ése era el mejor momento del día; pasaba toda la mañana con él», algo que aún revive cuando se pone frente a los fogones. Incluso encuentra el paralelismo entre ambas: «La pintura y la gastronomía son un proceso creativo. Ambas tienen un planteamiento, un objetivo, los materiales, las proporciones justas, un toque de improvisación, la imaginación para resolver, el puntillo final y la presentación».
¿Y qué comerían los militares de las batallas que pinta? Ferrer-Dalmau les prepara un menú muy austero: «Mis soldados tendrían poco para comer, son soldados de estómagos vacíos y corazones llenos de orgullo español, así son mis valientes soldados...».
✕
Accede a tu cuenta para comentar