Casa Real
A bordo del «Aifos»: un Rey en abarcas y un Príncipe descalzo
Pierre Casiraghi, que se pasea por el Club Náutico sin zapatos, se acercó ayer a saludar a Don Felipe a la embarcación en la que compite
Pierre Casiraghi, que se pasea por el Club Náutico sin zapatos, se acercó ayer a saludar a Don Felipe a la embarcación en la que compite.
A falta de agenda oficial de vacaciones, en Palma circula el rumor-esperanza de que la Familia Real haga otro posado en el marco incomparable de Soller. Y menciono a la esperanza porque sería de agradecer que lo hicieran el sábado, ya que el domingo parte de la Prensa que nos hemos desplazado a Palma levamos anclas y si Doña Letizia nos contase de viva voz sus lugares favoritos de Mallorca, a muchos isleños les complacería oírla alabar esta tierra y quizá así podría cesar la creencia de que no le agrada venir de vacaciones a Marivent. Fueron a Soller, como muchos turistas, en tranvía y ahora podrían acercarse a ver el Museo Modernista de Can Prunera, donde podrían disfrutar de las 52 obras de la exposición de «Pablo Picasso y Joan Miró. Historia de una amistad». Una amistad que nació gracias a una ensaimada, un dulce que seguro desayunan también en Marivent.
A Felipe VI se le ha visto feliz durante toda esta semana, quizá porque va ganando. Hacía mucho tiempo que por distintos avatares no le podía dedicar tantas horas a competir en sus regatas. En esta 36 Copa del Rey Mapfre incluso ha podido entrenar y, menos en una ocasión en que llevó a la familia en el yate «Somni» a pasar la jornada en el mar, no se ha perdido ni un minuto. Cada día según ha dejado bien amarrado al «Aifos» en el pantalán del Náutico y ha recogido su mochila gris, en la que lleva una muda limpia, zapatillas y una gorra blanca, le ha dado tiempo a tomarse unos refrescos con su tripulación. Eso sí, el lunes por el posado familiar veraniego y el miércoles por una cena en familia en el palacio de Marivent la charla fue más rápida. Por cierto, que las consumiciones las paga él mismo con los euros que lleva en su pequeño billetero de piel marrón, excepto cuando el almirante Jaime Rodríguez-Toubes pidió que les pusieran unas tapitas de quesos asturianos que degustaron con un cava nuevo, un Brut Nature EM, que se hace con manzana y el Rey, en vez de brindar porque van los primeros en la competición, levantaba su copa con un glorioso «Puxa, Asturies».
Doña Letizia se lo perdió porque el mundo de las regatas no parece que sea de su agrado. Algo muy diferente a Beatrice Borromeo, ya que raro es el día que no ha acompañado a su marido, Pierre Casiraghi, a despedirle como el príncipe volador que es. Han tenido tanta repercusión sus declaraciones en LA RAZÓN en las que comentaba que le gusta la sobrasada mallorquina que ayer recibió por parte del Consejo Regulador de la Sobrasada de Mallorca una de tres kilos de peso denominada «pultrú». Se trata de una de las mejores porque está más curada y se hace con el cerdo negro autóctono mallorquín, el que le gusta comer asado a Casiraghi: «Gracias, me la comeré con mi tripulación», afirmó. Después, ya si eso, se irá al mercado de Santa Catalina a comprarse otra para llevársela a Mónaco. Más tarde el príncipe monegasco se acercó al Aifos, que patronea el Rey Felipe, a saludar al Monarca y comentar las cosas propias entre regatistas. Por cierto, que Casiraghi se había pasado la mañana andando descalzo por las instalaciones del club náutico y una rubia que le acompaña le regaló unas chancletas que se puso segundos antes de su encuentro para no saludar descalzo a Don Felipe, que le recibió con abarcas menorquinas. Un detalle nimio porque él es un príncipe que ha conquistado a todo el mundo aunque lleve la planta del pie de color gris Malizzia.
El día terminaba con la fiesta de armadores, con Sara Lee amenizando a 700 invitados que daban cuenta de ricas viandas y con los regatistas disfrutando con un emocionante vídeo de sus proezas. Mientras, en el coso taurino se celebraba la última corrida de toros estilo tradicional español, porque las siguientes serán «estilo balear». Para ese final de temporada, que ha contado con una manifestación de antitaurinos, llegaron ayer a Palma Talavante y Francisco y Cayetano Rivera junto a su mujer, Eva González. Sabiendo que el ambiente estaba caldeado se relajaron en la piscina de su hotel y no han visto al Rey competir porque hoy han levado anclas hacia la península. Tampoco se perdieron la corrida la Infanta Elena y sus dos hijos, Felipe Forilán y Victoria Federica, que siempre han demostrado su apoyo a la Fiesta.
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