Palma de Mallorca
A Marivent con bonobús
Los jardines de Marivent, en Palma de Mallorca, se abrirán al público gratuitamente en otoño. Así lo ha decidido, de acuerdo con Zarzuela, el nuevo equipo de PSOE y Podemos que gobierna en las islas.
Los jardines de Marivent, en Palma de Mallorca, se abrirán al público gratuitamente en otoño. Así lo ha decidido, de acuerdo con Zarzuela, el nuevo equipo de PSOE y Podemos que gobierna en las islas.
Y a hay fecha de apertura de los jardines que rodean el Palacio de Marivent en Palma de Mallorca: será en otoño de este año. El compromiso de las cuatro fuerzas políticas que gobiernan Baleares, PSOE, Podemos, Mes per Mallorca y Mes per Menorca, es hacerlo antes de que acabe 2016. La última y definitiva reunión sobre el terreno de la comisión encargada de su apertura con los responsables de la Casa Real fue el pasado mes de febrero. Ahí se fijó exactamente el perímetro de la finca de Marivent que se abrirá al público. «En la Casa Real han sido muy receptivos desde el primer momento y nos han facilitado mucho las cosas. Se ha dilatado porque hay que estudiar bien las cuestiones de seguridad», afirma a LA RAZÓN el equipo de trabajo que lidera la consejera de presidencia, Pilar Costa, y añade que «aún no se ha intervenido en los jardines porque ya están acondicionados de por sí. Es una cuestión menor, como instalar una segunda valla y algo de mobiliario. Todo se ha dilatado más de lo que pensábamos porque se nos ha pedido paciencia y se han estudiado muy bien con la Casa Real las cuestiones de seguridad». Desde el verano pasado, que es cuando se planteó el asunto, hubo varias reuniones preliminares, pero fue hace cuatro meses, y sobre el terreno, cuando se delimitó exactamente el espacio que se abrirá, elaborándose el proyecto definitivo.
Calma y discreción
El año pasado, el primero como Reyes de Don Felipe y Doña Letizia, la apertura de los jardines fue el tema del verano. En ese momento, los responsables políticos no imaginaron que algo que ellos encontraban tan sencillo como abrir las puertas y que entrara el público se dilataría tanto. La Casa Real pidió calma y discreción. Las cosas, como dijo Felipe VI, se deben hacer bien y sin prisas. «Hay que tratarlo con toda normalidad y, sobre todo, estudiarlo. Lo que no conviene es dar ningún paso en falso y que haya algún problema. Hay que colaborar para que se haga de la mejor manera posible», dijo. Y se ha respetado la opinión del Monarca. Sin prisa pero sin pausa. Primero se hizo un estudio previo y ahora, después de un año, rematan el proyecto. La apertura para finales de otoño será una realidad. No se abrirá toda la finca, tan sólo una pequeña extensión de los jardines con acceso gratuito y durante nueve o diez meses al año. En julio y agosto estarán cerrados porque es cuando se supone que la Familia Real descansa allí. «Tenemos toda la disponibilidad de la Casa Real. El tiempo se nos ha echado encima porque es un trámite lento por las medidas de seguridad, pero estamos encantados y agradecidos con que los Reyes veraneen en Baleares», afirma un portavoz de la secretaría general de presidencia del Gobierno balear.
Bosque mediterráneo
La residencia veraniega de los Reyes, el llamado Palacio de Marivent, es un edificio cedido por la ciudad para disfrute de la familia. Goza de una vegetación frondosa e importante, con árboles y plantas de medio mundo, pero no es un Versalles ni tampoco La Granja. Se trata de una buena extensión de 33.000 metros cuadrados de terreno irregular y eso significa cuestas generosas y buenas piedras en la parte habitable y visitable. En el otro lado de la finca se aprecia el paisaje típico de una cala abrupta, es decir, hay un cortado de rocas hacia el mar con un pequeño acceso a la cala que se forma a los pies de la finca. Según se entra por el primer portón de los varios que tiene el muro perimetral, concretamente por el acceso de coches, lo primero que uno se encuentra a la derecha es una pequeña caseta de seguridad con un arco detector de metales y donde es obligatorio identificarse. Luego, comienza un camino de arena ligeramente ascendente que deja a la derecha las bancadas de terreno bien arado con árboles frutales regados por goteo. Según se sube se aprecia la zona de los cítricos con sus limones y naranjas, la de las higueras, la de caquis, la de ciruelas rojas y amarillas y su espacio para los granados. Más allá de las bancadas de frutales hay unas praderas llanas con césped bien recortado y muchos árboles mediterráneos, pinos, azaleas, palmeras, setos con boj, veredas con adelfas y macizos de geranios. Digamos que es como un trozo de monte bajo mediterráneo con enormes árboles, en su mayoría pinos, que proporcionan sombra; y cuando por fin se llega al palacio, cuya fachada está casi cubierta por la hiedra, hay una bonita colección de bonsáis que posiblemente sea parte de la colección de mini árboles del Rey Emérito Juan Carlos. Un lugar donde, en los días de calima, se puede disfrutar de una brisa muy agradable. De ahí que el palacio se llame Mar y Viento, Marivent en mallorquín.
Entre toda esa frondosa vegetación se alternan esculturas –fue la casa del pintor Saridakis– y mucha tranquilidad. Por el recinto se circula en cochecitos eléctricos de golf y se escucha el trino de los pájaros, pero no hay placas con explicaciones botánicas ni bancos, así que en el proyecto se han de incluir para que el visitante pueda irse con un libro a pasar la tarde a la sombra de los pinos. La brisa que se siente en lo alto de la finca, donde se ubica el palacio, no la podrá disfrutar el público visitante porque hasta allí no se podrá acceder. Antes de toparse con el edificio, los viandantes encontrarán una segunda valla, que es la que empezarán a levantar en otoño, una vez que la Familia Real haya abandonado las instalaciones. Recordar que, en realidad, el palacio real de Mallorca es la Almudaina y ese, en pleno centro de la ciudad, sí que está abierto al público y es realmente interesante.
Marivent es propiedad de la Comunidad Autónoma Balear y está cedido a la Familia Real para que disfruten de sus vacaciones en la isla, por tanto, su mantenimiento corre a cargo del Gobierno autónomo, que paga el coste de los jardines «aunque los jardineros sean funcionarios de Patrimonio Nacional», como explica un portavoz del Ejecutivo balear. Un millón trescientos mil euros es lo que se destina en los presupuestos de 2016 para el mantenimiento de estos terrenos y edificaciones de Marivent y, según miembros de presidencia del Gobierno balear, de su cuidado se ocupan «entre cinco o seis personas».
Que nadie crea que es un paraíso aislado, como La Zarzuela en Madrid, en medio del monte de El Pardo. No, al de Marivent se puede ir en autobús de línea, concretamente el 3 y el 20 nos dejan en la puerta. Para muchos turistas que se acerquen a la Fundación Pilar y Joan Miró puede ser una visita combinada porque la puerta de acceso a Marivent está casi enfrente del museo. Incluso si no tiene el bonobús a mano puede ir en coche.
w autobús de línea
La finca de Marivent limita por un costado por el Dique del Oeste con los grandes depósitos de CLH y por donde se puede acceder también al palacio. De hecho, por ahí se llega antes a Sont Vent, que es la zona donde se ubican las viviendas de las Infantas Elena y Cristina y del entonces Príncipe, en la misma Cala Major y que fueron integradas en los años 90 al complejo que forma la finca de Marivent. En el otro costado hay un restaurante en un edificio singular; delante, una calle larga de dos direcciones con casas y negocios, como La Parada del Mar, una pescadería-restaurante con terraza desde la que se ve el muro de piedra que cerca la finca palaciega. Enfrente de la puerta principal se encuentra el restaurante tailandés Maothai; calle abajo, una tienda de vestuario laboral, una gasolinera y un supermercado. Marivent está dentro de una zona urbana residencial sin interés; sin embargo, muros adentro es un paraíso. El entorno no es el más bonito del mundo, de hecho, a no más de 100 metros, en Porto Pi, hay cadenas de comida rápida, hamburgueserías, salas de juegos y tiendas «low cost».
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