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Carla Bruni: Diez años de amor (y un nuevo disco)

Además de sacar nuevo trabajo, estos días son importantes para el matrimonio Sarkozy-Bruni porque se cumplen diez años de su primera cita en octubre de 2007. Él acababa de llegar a la presidencia de Francia y tras cinco meses se casaron

Carla Bruni en la portada de su quinto álbum producido por David Foster, ganador de un Grammy
Carla Bruni en la portada de su quinto álbum producido por David Foster, ganador de un Grammylarazon

Además de sacar nuevo trabajo, estos días son importantes para el matrimonio Sarkozy-Bruni porque se cumplen diez años de su primera cita en octubre de 2007. Él acababa de llegar a la presidencia
de Francia y tras cinco meses se casaron.

Cuentan las malas lenguas que en la soledad del Elíseo, Carla Bruni solo encontraba dosis de felicidad con sus canciones preferidas de los Stones o de Depeche Mode, que ella reproducía en acústico con su guitarra. Quizá por ello este verano confesaba a «Vanity Fair» que fue «un alivio» irse del palacio presidencial allá por 2012 cuando su marido, Nicolas Sarkozy, perdió las elecciones contra Hollande. Ahora, un lustro después, la modelo y cantante de 49 años saca del armario todo su repertorio más rockero en su quinto disco, titulado «French Touch», en el que versiona éxitos tan míticos como «Highway to hell», de los AC/DC, o «Miss you», de los Rolling. Eso sí, todo al estilo Bruni.

La condición de primera dama no benefició sus ventas musicales. Su segundo disco no llegó ni a la mitad de las ventas del primero y el tercero se quedó en solo 315.000. Casualmente, estos dos álbumes se publicaron entre 2007 y 2008, durante la legislatura de su marido. La ex modelo ha reconocido que le produjo cierta alegría que «Sarko» quedara eliminado de las primarias el año pasado. «Estoy contenta de que mi marido haya salido de esa guerra, de esa batalla tan brutal», decía Bruni, que parece haber cogido alergia a todo lo que huele a política.

Lucha contra el sida

Algo le queda de su paso por el Elíseo. Durante sus años de primera dama, Carla se comprometió en el campo humanitario, especialmente en la lucha contra el sida. A finales de 2008, se convirtió en la embajadora mundial de las madres y de los niños contra la epidemia de esta enfermedad y de tuberculosis. Una actividad que siguió ejerciendo después con el Fondo Mundial en sucesivos viajes a países africanos como Benin y Burkina Faso. Pero, además de sacar nuevo trabajo, estos días son importantes en el recuerdo para el matrimonio Bruni-Sarkozy por otra razón: se cumplen diez años de su primera cita. Fue a finales de octubre de 2007 cuando ambos se conocieron. Él acababa de llegar a la presidencia del país y estaba recién divorciado de Cecilia Sarkozy. Su historia se precipitó. Únicamente tardaron cinco meses en confirmar su amor vía matrimonio. Una década después de aquel primer encuentro amoroso, la cantante y antes modelo certifica que la pasión entre ambos continúa intacta. «Él es la bomba atómica», declaró Bruni a «Vanity Fair» hace pocas semanas. Carla se refiere a Nicolás como «mi hombre» y ambos residen junto a su hija, Giulia, de cinco años, y Aurelien, el hijo adolescente que Bruni tiene de su matrimonio anterior con el filósofo Raphaël Enthoven, en una mansión del exclusivo distrito 16 de París. La actual residencia de la ex primera dama francesa está rodeada de jardines, pese a situarse en pleno casco urbano parisino y a pocos metros del Arco del Triunfo. Sus paredes aparecen tapizadas de fotos en las que se mezclan las estampas familiares con rostros conocidos de la política y la cultura, según han publicado varios medios franceses. Así, Leonard Cohen comparte pared con Bob Dylan y la mismísima Angela Merkel, que ya ha acudido alguna noche a cenar a casa de los Sarkozy. Un grupo de figuras del rock y la política que dan a la residencia una decoración muy ecléctica. Por allí pasea su nuevo cachorro, Nastasya, de raza Cavalier King Charles, que quiere ocupar el espacio que dejó Toumy, su perro que murió en junio. Lejos de su etapa bohemia, Bruni lleva años cantando las alabanzas de la fidelidad y los valores familiares. Ya en 2012, recién acabada su etapa de primera dama, «Vogue» recogió unas declaraciones que sembraron bastante polémica y que influyeron en la imagen pública de la francesa. «En mi generación no hay necesidad de ser feministas. Hay pioneras que abrieron el camino. Yo no soy para nada militante feminista. En cambio, soy burguesa. Me encanta la vida de familia, hacer todos los días lo mismo. Adoro tener un marido», dijo la que otrora se autodefinía como militante de izquierdas a la que la monogamia «aburría mortalmente». Sin embargo, Bruni reniega ahora de su extensa lista de amantes célebres y por la que han aparecido desde Mick Jagger hasta Eric Clapton, pasando, dicen, por Donald Trump. Una relación que se remontaría a 1991 y de la que habría presumido el actual presidente estadounidense, según una biografía no autorizada de Trump escrita por Harry Hurt. Ambos se conocieron en una cena caritativa en Nueva York y el magnate habría hecho correr el rumor al no acceder ella a coqueteos superiores. La propia Bruni desmintió la relación en «Daily Mail» en 1992. «Nicolás ha sido el único hombre de mi vida», ha aseverado en varias ocasiones. Hace unas semanas en «Elle», Bruni confesaba: «Si me enterara de que me engaña, me lo tomaría muy mal, realmente mal, eso seguro. Podría llegar a cometer alguna atrocidad, como cortarle la garganta o las orejas mientras duerme, por ejemplo». En cierta manera, aún hoy, pese a su imagen aburguesada, continúa presumiendo de una actitud hippie liándose sus cigarrillos mientras afina las cuerdas de su guitarra para versionar a los Stones o delante de periodistas a los que concede entrevistas en su mansión, en las que repite que ni ella ni su pareja forman parte del «establishment» de las altas esferas galas.