Papel

Carlos Fitz-James Stuart: «La Casa de Alba soy yo y mis hijos»

«En dos meses seré Duque de Alba». Carlos Fitz-James Stuart asegura que, como a su madre, le gusta viajar, el arte, el flamenco y, sobre todo, navegar. Su filosofía de vida: «Estar en paz conmigo mismo»

Carlos Fitz-James Stuart: «La Casa de Alba soy yo y mis hijos»
Carlos Fitz-James Stuart: «La Casa de Alba soy yo y mis hijos»larazon

Poco dado a conceder entrevistas, hace una excepción con LA RAZÓN. El futuro Duque de Alba, que afirma que mantiene «buenas» relaciones con sus hermanos, confiesa que su trato con Alfonso Díez es «muy bueno» y que le ve menos de lo que quisiera

Carlos Fitz-James Stuart fue bautizado el 2 de octubre de 1948 como Carlos Juan Martínez de Irujo Fitz-James Stuart, muy alejado de los 17 nombres de pila que le pusieron a su madre, Cayetana. Años más tarde, Carlos y su hermano Jacobo pedirían invertir los apellidos para que el de su madre no se perdiera. Carlos guardó un luto de cinco meses cuando murió el 20 de noviembre la Duquesa Cayetana, y el 4 de abril de este año, se publicó en el BOE la solicitud para la sucesión del Ducado de Alba de Tormes con Grandeza de España. En unas semanas será oficialmente el XIX Duque de Alba, y el título principal, duque de Huéscar, que ha llevado hasta ahora como «delfín» de la familia, pasará a su primogénito Fernando, uno de sus dos hijos. El otro es Carlos, ambos nacidos de su matrimonio con la aristócrata sevillana Matilde Solís, con la que estuvo casado 16 años. De sus relaciones personales el duque de Huéscar prefiere no hablar, como tampoco de política.

Carlos es austero, exquisito, de buen paladar, un hombre de costumbres, con un punto de ironía que está a mitad de camino de la de los ingleses. Es más de Sotogrande que de Marbella, de campo que de ciudad, de hablar las cosas de la familia en el vestuario que en la calle, de guardar que de exhibir y por encima de todo, es un hombre de palabra. Acordó con su madre que él se haría cargo de la hipoteca de su marido, Alfonso Díez, y así ha sido. Además, también en su casa, en Liria, sigue viviendo su hermano Fernando. No suele conceder entrevistas y con LA RAZÓN ha hecho una excepción, que agradecemos.

Aunque él no entienda que su familia siempre genere interés mediático, está deseando que, como buen marino que es, las aguas se calmen y pueda enderezar el rumbo para seguir con su travesía vital en un segundo plano, como ha hecho hasta que su madre falleció.

–¿En qué condiciones parte el ducado de Alba con usted al frente?

–Con mucha ilusión, con responsabilidad y con una firme decisión de hacer todo lo necesario para el mantenimiento al máximo nivel de todos los activos de todo tipo que constituyen el patrimonio de la Casa de Alba.

–¿En cuáles de sus hermanos se apoya para llevar a cabo su responsabilidad o es una singladura en solitario?

–La Casa de Alba soy yo y mis hijos, por tanto es una singladura en solitario. Lo cual no quiere decir, dada la magnífica relación que tengo con mis hermanos, que les consulte personalmente en temas puntuales.

–¿Cuándo recibirá formalmente el Ducado de Alba?

–No lo sé con exactitud, pero probablemente ya falte muy poco y calculo que de aquí a dos meses.

–¿Le pasará el ducado de Huéscar a su primogénito?

–Sí, se lo pasaré pronto. Mi hijo Fernando será duque de Huéscar en cuanto yo sea Duque de Alba.

–Su madre tenía todas las tierras juntas para lo bueno y para lo malo; ahora con la dispersión entre los hermanos, los ingresos para mantener el patrimonio de Alba están mermados, ¿No es así?

–Cada uno tenemos lo nuestro desde el momento en que mi madre hizo su donación en el año 2011, por tanto ya se ha producido el reajuste.

–¿Cómo es la situación-relación con Alfonso Díez?

–Muy buena.

–¿Sigue formando parte de su familia, de su vida o está desligado?

–No le veo todo lo que probablemente me gustaría.

–Además de abrir Dueñas a las visitas y Liria a eventos especiales, ¿qué otras acciones piensa llevar a cabo?

–De momento, ninguna.

–¿Cómo son las relaciones entre hermanos? Me gustaría que pudiera dar su opinión o aclarar las supuestas rencillas que se han debatido públicamente en los medios de comunicación y que sea usted quien diga qué hay de cierto y cuáles han sido las invenciones.

–Las relaciones con mis hermanos son buenas. Entenderá que es un tema muy privado y no quiera entrar en detalles.

–¿Liria será un palacio abierto a reuniones familiares como las de Navidad, las bodas y los bautizos o cuál será ahora el lugar de encuentros de la familia?

–La familia, como todas las que se llevan bien, se reúne de vez en cuando y, por supuesto, el punto de reunión algunas veces será Liria y en otras ocasiones será en otro sitio. Los Alba de toda la vida hemos sido siempre muy independientes.

– ¿Cómo está la situación de la reclamación de títulos nobiliarios pertenecientes a la familia?

–Todo va muy bien y por su curso normal. De momento no hay complicaciones y son cosas que llevan su tiempo.

–¿Usted a cuál de sus palacios, casas o tierras tiene más apego? Para su madre, el palacio de Dueñas era la referencia ¿para el nuevo Duque de Alba, cual será?

–El palacio de Liria ha sido el lugar donde he vivido toda mi vida y del de Dueñas me encanta la casa, así como Sevilla, que encuentro que es la ciudad más bonita del mundo, en donde tengo muchos amigos y donde siempre lo paso muy bien.

–Sabemos cómo era su madre, lo que le gustaba el flamenco, Ibiza, viajar, los mercadillos hippies, la devoción por el Cristo de los Gitanos, la Feria de Sevilla.... pero no sabemos cómo es Carlos Fitz-James Stuart. Cómo es usted, qué le gusta, qué lee?

–Soy como mi madre, me gusta mucho viajar, el arte, la música, el flamenco, leo tanto temas históricos como de actualidad y, aparte de todo eso, me gusta bastante navegar, dado que soy un apasionado de la mar.

–¿Cuál es su filosofía de vida?

–Estar en paz conmigo mismo.

–Usted de momento tiene dos hijos ¿Los está educando igual o el primogénito tiene carga extra, como imagino que tuvo usted?

–Los he educado a los dos igual, respetando en todo momento su personalidad y sus aficiones. No creo que sientan más responsabilidad que la propia de hacer las cosas bien.

–Desde siempre supo que usted, como primogénito, sería el heredero del ducado y administrador de la fundación desde que su madre decidió crearla. ¿Provocó eso algún recelo entre sus hermanos o unas ganas de abandonar en usted ?

–Desde el primer momento he sido plenamente consciente del patrimonio familiar y de las responsabilidades de las que me tenía que ocupar y que siempre asumí. Igual que mis hermanos sabían cuál era su lugar, por tanto no hay nada nuevo.

–¿Qué queda de ese mundo de la nobleza en el que fue educado y que hoy parece tan lejano?

–La misión fundamental de la nobleza hoy en día es la ejemplaridad y la lealtad a la Corona.

–¿La marca comercial Casa de Alba, con la que comercializa los productos que producen las tierras de su familia, la siguen llevando entre usted y su hermano Cayetano?

–He encomendado a mi hermano Cayetano que lleve la marca, y lo está haciendo muy bien y con mucha ilusión.

Fernando y Carlos, dos buenos partidos

Siempre se ha caracterizado la familia Alba por ser una piña que mantiene sus asuntos de los muros de sus palacios para adentro, pero, poco a poco, los aspectos académicos y personales de los dos hijos de Carlos Fitz-James Stuart van revelándose. El mayor de ellos, Fernando Fitz-James Stuart y Solís nació en Madrid el 14 de septiembre de 1990 y es el heredero del título que, de momento, ostenta su padre, duque de Huéscar. Sus padrinos fueron los condes de Barcelona y sus estudios, al igual que los del próximo Duque de Alba y los del Rey Felipe VI, fueron en el Colegio Santa María de los Rosales. Después, y por iniciativa paterna, viajó a Reino Unido para realizar varios cursos en St. Martin’s Ampleforth para graduarse en Derecho por la Universidad de Londres. Posteriormente ha ampliado su currículo con un máster en dirección de Marketing en el CIS y en la Universidad de Massachusetts. Era por todos conocido que siempre fue uno de los nietos favoritos de Doña Cayetana, con la que disfrutaba en sus viajes a su querida Sevilla de paseos a caballo y películas antiguas. Hasta hace poco no era muy amigo de apariciones públicas, pero el pasado mayo acompañó a su padre en el salón Rolex del Mutua Open de Tenis, deporte al que es aficionado, como al de la equitación. De su vida personal y amorosa tan sólo ha trascendido la relación de dos años que mantiene con Sofía Palazuelo, una joven que conoció durante su estancia en Inglaterra. En 2012, la revista «Vanity Fair» le incluyó en la lista de los «mejores partidos» de Europa. De su hermano Carlos no se conoce prácticamente nada aparte del hecho de que su padre prepara un título de los 42 que conserva la Casa de Alba.