Casas reales
James Matthews, el «golden boy» de Pippa Middleton
La «hermanísima» de la duquesa de Cambridge contrae hoy matrimonio con el multimillonario que le ofrecerá una nueva vida de lujo como Lady Matthews: avión privado, chófer y casa en el exclusivo barrio de Chelsea.
La «hermanísima» de la duquesa de Cambridge contrae hoy matrimonio con el multimillonario que le ofrecerá una nueva vida de lujo como Lady Matthews: avión privado, chófer y casa en el exclusivo barrio de Chelsea. Vivirá a la altura de una reina, pero sin las exigencias propias de la corona.
Sin miedo a equivocarse, se puede decir que Pippa Middleton ha sido la dama de honor más famosa del mundo. En 2011 su silueta –o, por qué no decirlo claramente, su retaguardia– robó todo el protagonismo a su hermana Kate cuando ésta dio el «sí, quiero» al príncipe Guillermo, heredero al trono británico. Enfundada en un favorecedor vestido de Alexander McQueen que poco dejaba a la imaginación sobre su figura, Pippa –cuyo nombre real es Philippa Charlotte– se ganó el apodo de «The Royal Hotness», cuya traducción sería algo así como «la maciza real». Durante los meses posteriores se la llegó incluso a emparejar con Enrique, hijo menor de Lady Di. Pero parece que a Pippa, de 33 años, le interesaba más otro tipo de perfil, el del triunfador de la City, o dicho de otro modo, el prototipo de hombre exitoso hecho a sí mismo con casa de 20 millones de euros en el exclusivo barrio de Chelsea y avión privado valorado en más de 3,5 millones. Lo del coche de lujo con conductor se da por hecho.
La boda del año
Así es James Matthews, el futuro marido de la conocida como «hermanísima». Y con él, la dama de honor se convierte este sábado en la novia. A falta de compromisos reales –el príncipe Enrique no tiene pinta de pasar pronto por el altar–, el acontecimiento se ha convertido en la boda del año. Su prometido, que tiene ocho años más que Pippa, es director ejecutivo de Eden Rock Capital Management, un fondo de cobertura que fundó en 2001 y que en 2007 ya gestionaba inversiones por valor de más de 1.200 millones de euros. Y todo sin pasar por la universidad, aunque fue al mismo exclusivo colegio que Guillermo y Enrique, el internado Eton College situado en Windsor. En 2015, el último año en el que las cuentas están disponibles públicamente, los tres socios dividieron beneficios de 1.700 millones.
En definitiva, Pippa va a vivir como una reina o incluso mejor, porque, a diferencia de su hermana, disfrutará de una vida de lujos sin tener que soportar,además, el peso de la corona. Por poner un ejemplo, con el avión privado Pilatus PC-12 la pareja voló recientemente a Córcega simplemente para pasar un fin de semana romántico.
Por los títulos tampoco hay que preocuparse. La familia de James Matthews es la dueña de Glen Affric, una gloriosa mansión escocesa con un pabellón victoriano de caza construido por el primer Lord Tweedmouth, de quien se dice creó a los Golden Retrievers. La finca cuenta con más de 4.000 hectáreas, donde se organizan jornadas de caza. Cierto es que Balmoral, la residencia escocesa de Isabel II, posee 20.000, pero lo bueno es que cuando la compraron la vivienda venía con el título de «Terratenientes de Glen Affric». Así que, en su día, los descendientes de Pippa serán lores.
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Lo mejor es que, al igual que los Middleton, la familia política de la «hermanísima» también partió de la nada y se hizo así misma. Tanto el bisabuelo de Pippa como el de James fueron mineros. Si Carole Middleton montó luego un imperio que nació haciendo bolsitas de cumpleaños en la cocina de su casa, la historia de David Matthews –padre del novio– comienza en Yorkshire, donde trabajaba como aprendiz de mecánico. Luego pasó a ser un prometedor piloto de carreras hasta que un accidente en Silverstone, en el que otro piloto murió, le apartó de la velocidad. Desde entonces se centró en la venta de coches de lujo y más tarde empezó en el sector inmobiliario.
David, de 73 años, se casó primero con Anita Taylor, una piloto de carreras, con quien tuvo una hija, Nina. Su segunda esposa, Jane, es la glamurosa hija de un arquitecto de Harare (Zimbabue). Este matrimonio, no obstante, fue discreto, en el Ayuntamiento de Rotherham. De hecho, tras el brindis con champán David volvió a su oficina.
La pareja tuvo tres hijos. James –el desde hoy marido de Pippa–, Michael y el pequeño Spencer, que se lleva 14 años con el mayor. Por su parte, el mediano se convirtió en 1999, a sus 22 años, en el británico más joven en subir al Everest, pero murió en el descenso y su cuerpo nunca fue encontrado. La familia creó en su nombre la Fundación Michael Matthews, que recauda dinero para construir escuelas alrededor del mundo. James ha participado en muchos retos para recaudar fondos, incluyendo un maratón en el Sahara o una marcha por toda América en 2014 que realizó junto a Pippa.
A medida que los negocios prosperaban la familia se mudó a Caunton Manor, una casa del siglo XVIII en una finca en Nottinghamshire, donde los chicos tenían que hacer diferentes tareas para ganarse su paga. James, que fue educado en la escuela de Uppingham, heredó la pasión de su padre por el automovilismo. En 1994 ganó el campeonato británico de Fórmula Renault, una competición que se convierte en los inicios para muchos pilotos de Fórmula 1, pero decidió dejarlo todo para dedicarse a hacer negocios en la City. Hay que reconocer que no le ha ido mal.
A principios de la década de los 90, durante un viaje a la isla paradisiaca de San Bartolomé, el patriarca se quedó enamorado de Eden Rock. En su día fue el hotel preferido de Greta Garbo, pero cuando los Matthews se hospedaron estaba en plena decadencia. Lo compraron, lo renovaron y ahora es uno de los destinos más exclusivos. Por allí han pasado, entre otros, Beyoncé, Brad Pitt y Leonardo DiCaprio.
Los Middleton también eran clientes habituales. Y fue allí donde surgió el flechazo entre los dos jóvenes. En 2007 Pippa y James cruzaron miradas por primera vez, aunque pasaron cinco años hasta que tuvieron su primera cita. Fue cuando la hermanísima rompió su relación con el jugador de críquet inglés Alex Loudon. En 2012 comenzaron a salir, pero las malas lenguas dicen que James acabó con la relación por verse agobiado por el peso de la fama. No hay que olvidar que para entonces la retaguardia de su novia ya era una de la más preciadas del planeta.
Pedida de mano
Tras la ruptura, Pippa comenzó un noviazgo con Nico Jackson, otro ejecutivo de la City, con quien estuvo tres años. Tras terminar la relación, en enero de 2016, se reencontró de nuevo con James en el mismo hotel de lujo. En julio de 2016 ya llevaba en el dedo una alianza de 235.000 euros. La pedida de mano tuvo lugar durante una escapada romántica por la Tierra de los Lagos, un parque natural al noroeste de Inglaterra. Dicen que fue de lo más tradicional y que James hincó la rodilla con el previo permiso de su suegro, Michael, que accedió muy feliz a la petición. Desde luego, Carole y Michael –dos azafatos de British Airways reconvertidos en empresarios de éxito con una compañía de organización de fiestas– no podrían haber ideado una hoja de ruta mejor para sus hijas. Las hermanas Middleton ejemplifican a la perfección un exitoso caso de escalada social en la todavía clasista sociedad inglesa. Si Kate se convertirá un día en la consorte del monarca, Pippa vivirá a partir de ahora como una reina. Ya sólo queda colocar al único hijo varón.
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