Cataluña
Juanjo Puigcorbé: de Sean Connery catalán a Juan Pepito
Su éxito como actor se apagaba como también lo está haciendo su incursión en la política. Era la gran promesa de ERC; ahora, expulsado, algunos del partido se mofan de Joan Josep
Cuando se declaró independentista de toda la vida algunos sectores de su partido, ERC, calificaron a Juanjo, perdón, Joan Josep, Puigcorbé como «el Sean Connery catalán», haciendo un simil con el actor independentista escocés. Pero todo ha quedado en agua de borrajas y hoy vive una de las etapas más amargas de su vida. A quien el Gran Wyoming auguró, irónicamente, claro, como el futuro rey de Cataluña, le han quitado «la corona y el cetro».
Concejal y delegado de Cultura de su partido en el Ayuntamiento y en la Delegación de la Ciudad Condal, vive momentos de angustia tras salir a la luz un cuestionario que rellenan los funcionarios de forma anónima en el que se acusa al actor de menospreciar y tratar de forma inadecuada a sus subordinados. Puigcorbé, expulsado de ERC, no renuncia a sus cargos, lucha por libre y denuncia indefensión.
Se le acusa de injerencias políticas, falta de confianza en los trabajadores, poco respecto por los técnicos, exigencias de tareas sobrevenidas, asunción de funciones inusuales y órdenes contradictorias, y más. Le echan en cara el menosprecio a la labor realizada, humillando a sus subordinados en presencia de terceras personas, lo que provocó «estrés, malestar y nervios» en la plantilla.
Fracasó como actor y le ocurre lo mismo como político. Uno de esos subordinados, que prefiere ocultar su nombre por miedo a posibles represalias asegura que «estamos ante un hombre prepotente, dictatorial y que no sabe lo que significa la palabra humildad. Es de difícil trato y sus órdenes eran totalmente autoritarias. Muchos estábamos hartos de ese señor y por eso lo desvelamos en el cuestionario».
Fue el fichaje estrella de ERC para las municipales de 2015, en las que iba como número dos, pero supuso una incorporación controvertida porque se había significado políticamente como un partidario de las tesis federalistas del PSC. El paso a ERC completaba su giro hacia el independentismo y el cambio llegó a límites insospechados. Hasta decidió dejar de llamarse Juanjo y pidió que le llamasen Joan Josep. Quizá lo que más le molestaba era que algunos se dirigían a él con cachondeo como Juan Pepito. Otro de sus ex compañeros le tacha de «soberbio, instigador, engreído, falso, narcisista y provocador. Su palabra tiene que ir siempre a misa, se cree en posesión de la verdad absoluta. Desde luego, ha hecho poquísimo amigos en el partido. Era mejor que se fuera».
«No soy prepotente»
Él se ha defendido de tales acusaciones afirmando que «lo que está claro es que alguien ha querido hacerme daño. Soy una persona entusiasta y trabajadora. Me gusta todo lo que tiene relación con la cultura. Es mi labor. He estado en actos por toda la provincia. Puede ser que haya hecho trabajar a mi equipo más de la cuenta y también es cierto que al ser conocido he recibido más volumen de trabajo. Hacíamos más cosas con menos recursos humanos. Trabajo intenso, sí. Pero de ahí a no sé qué denuncia... Ni soy prepotente ni nada que se le parezca.
Tras abandonar ERC ahora forma parte del grupo de «los no adscritos» porque siente que sigue teniendo un compromiso con el independentismo y no quiere desaparecer por la puerta de atrás. Una persona de su entorno cuenta a LA RAZÓN que «Joan está muy desengañado con la política, le habíamos avisado de que era un mundo lleno de traiciones y zancadillas y no nos hizo caso. Está viviendo ese infierno en primera persona, pero, aun así, quiere agotar la legislatura. Después, le gustaría recuperar su carrera de actor».
Ni la interpretación ni la política. Puede que su futuro esté en volver a sus orígenes campestres. Hace años, cuando vivía en una masía, disponía de su propia viña, con variedades Parellada y Macabeu, y llegó a crear un vino blanco.
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