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La fórmula secreta de las verbenas

Recorren a diario cientos de kilómetros para ofrecer música y diversión en cada rincón de España. «La Razón» se cuela en el escenario de la orquesta vendetta para descubrir las claves de su éxito y lo que esconden tras las bambalinas.

Foto de Luis Díaz
Foto de Luis Díazlarazon

Recorren a diario cientos de kilómetros para ofrecer música y diversión en cada rincón de España. «La Razón» se cuela en el escenario de la orquesta vendetta para descubrir las claves de su éxito y lo que esconden tras las bambalinas.

Aún brilla el sol, son las 8 de la tarde, pero ya ha comenzado el montaje principal del escenario de las fiestas de Villanueva de la Cañada. El municipio madrileño permanece ajeno a los preparativos de lo que es la banda sonora de nuestros veranos, la música con la que hemos intentado ser bailarines o la canción que cantamos en un tono, un pelín más fuerte, en secreto, a un ex. Ellos, los integrantes de la Orquesta Vendetta Show, uno de los conjuntos de España que se dedican profesionalmente a amenizar las verbenas y fiestas patronales, comenzaron su viaje tres horas y media antes desde su base de operaciones: Zaragoza.

Sobre las 20:30, a bordo de una furgoneta blanca, llegan cargados de ímpetu el batería, el teclista, el guitarrista, el técnico de sonido y los cuatro sonrientes cantantes de la orquesta. Parece que el trayecto (más de 360 km), en lugar de fatigar les ha recargado las pilas. «Normalmente hacemos recorridos más cortos, de hora, hora y media, por localidades de Aragón», explica Raúl Ciprés, de 32 años, vocalista de la orquesta, sin un ápice de cansancio. Tiene mérito, pues ayer mismo estuvieron en las fiestas de Grañén, Huesca, dándolo todo. «Tienes que tener ganas de pasarlo bien y mentalidad positiva», reconoce Jorge Ros, el más pequeño de la banda para quien «el buen compañerismo, ayuda a que sea así». Algo en lo que coincide Mónica C. Eve, de 27 años, que siempre piensa en la suerte que tiene de «trabajar cantando, en lo que me gusta».

«Hay que estar al 100%. Si no te lo tomas en serio, si cuando volvemos a Zaragoza sales de copas, no duras ni tres días a este ritmo. Hay que ser conscientes. La voz y el cuerpo lo notan», asevera Raúl, que durante estos meses su lema es «trabajar y descansar». Cada uno tiene un ritual para cuidar la voz: formación, colocación de la voz, hablar poco, dormir bien, miel, propóleo... En lo que todos coinciden es en que el aire acondicionado y las bebidas frías están prohibidas.

En apenas dos minutos, comienza la primera coreografía de este conjunto. Hay que montar el resto del escenario, preparar el cableado y los enchufes, probar la iluminación, la máquina de humo, y cada uno de los instrumentos. Todos los miembros de la Orquesta Vendetta Show saben lo que tienen que hacer. «Telas blancas para que luego durante el show las luces brillen más», dice Mónica mientras Marga Juan Puyo (30 años) le pasa una brida a su compañera para seguir forrando. Cada escenario, plaza y pueblo son diferentes, pero ellos suelen acoplar sus propios elementos para que todo esté listo para que su espectáculo sea único. Detrás de los músicos, destacados en dos tarimas en alto, se montan los vestuarios –a la derecha de los chicos y a la izquierda de las chicas–. Colocan sus portatrajes en el recién construido camerino. Y lo usarán, pues ellas se cambian hasta 15 veces de vestuario. «Ya lo verás. Si la canción es más melódica nos ponemos vestidos largos, de princesa, si la música es más salsera, animada, cortos. Vamos cambiando dependiendo del repertorio. Eso sí, siempre acorde con los chicos: si nosotras vamos de morado, ellos llevan un detalle brillante en su chaqueta», comenta orgullosa Mónica.

Cada integrante del grupo hace las pruebas de micrófono y luces. Raúl avisa al resto del equipo de hasta dónde estarán iluminados en el escenario: «A partir de aquí es la oscuridad», marca con el pie. Después toca la prueba de sonido conjunta, el ensayo general. Una vez que el técnico les da el OK tienen menos de una hora y media para maquillarse y vestirse. A las 23:30 comienza el espectáculo con todas las letras. Mónica salta antes de salir para llenarse de (aún más) energía.

Abren con el Dúo Dinámico y su «Resistiré», toda una declaración de intenciones. Y es que el perfil del cantante es muy fácil de trazar en esta orquesta: pasión por la música. Aunque son todos de la provincia de Zaragoza, cada uno viene de un entorno muy diferente. Han sido reyes y reinas del karaoke, pero lo que les motiva a trabajar de noche, vivir en carretera (la Orquesta Vendetta Show hace más de 90 bolos al año y la mayoría se concentran desde la segunda quincena de julio hasta el final del verano) y casi sin ocio estival es su enorme satisfacción por trabajar de la música. Raúl comenzó a los 5 años en el folklore aragonés, estudió ADE pero se hubiera marchitado trabajando en una sucursal de un banco; Mónica cantaba todas las canciones de Disney, a escondidas (era tímida), y fue su pareja quien le apuntó a un casting hace cinco años y desde entonces no se ha perdido una verbena; Marga empezó con 8 años en un grupo musical infantil, Arco Iris, y también triunfó en «Menudas Estrellas»; mientras que Jorge, de 21 años, el último en llegar a la formación, estudia Magisterio y ya hacía conciertos con su guitarra por los bares y asociaciones de Ejea de los Caballeros siendo un niño.

En lo que no hay coincidencia es en gustos musicales. La mayoría son eclécticos y polivalentes y cada uno se luce más en un estilo u otro. Marga habla de Aretha Franklin, pero también de AC/DC y Metallica. Jorge se queda con Pablo Alborán; Mónica con Manolo García. En el escenario, el reperterio lo van cambiando dependiendo del tipo de público. «Si hay un mix de gente de todas las edades vamos haciendo popurris», aclara Raúl, «para que los niños, sus padres y los más mayores puedan reconocer alguna de las canciones de sus respectivas épocas». Al final de la noche a la gente joven le encanta el reguetón.

Son las 2:30 de la mañana en Villanueva y los miembros de la Orquesta Vendetta Show se despiden con un fuerte aplauso. Ahora a deshacer el camino (que no la maleta) hasta Zaragoza (donde llegarán sobre las 6:30) para mañana volverlo a hacer en una plaza distinta. «Evidentemente es duro. Te tiene que gustar mucho, tienes que vivir por y para la música. Es muy difícil poder decir que te dedicas a la música y que vives solo de esto. Pero... ¡objetivo cumplido!». Al preguntarle a Marga por su sueño, lo tiene claro: «Que no me bajen del escenario, nunca».

Lo que no se ve

Además de las horas en carretera y sobre el escenario, la Orquesta Vendetta Show hace arreglos de canciones, ensayan coreografías y se aprenden nuevas canciones. «Somos insustituibles», asevera Raúl. De hecho, este mismo verano han tenido que añadir a su repertorio «Lo Malo», sin duda la canción del verano y muy demandada por la juventud a altas horas.