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El Primer telescopio

Galileo lo presentó ante el Senado de Venecia como un instrumento de defensa naval; sin embargo, él nunca lo utilizaría para ello, sólo para mirar y estudiar las estrellas

En 1609, Galileo presentó el primer telescopio
En 1609, Galileo presentó el primer telescopiolarazon

Galileo lo presentó ante el Senado de Venecia como un instrumento de defensa naval; sin embargo, él nunca lo utilizaría para ello, sólo para mirar y estudiar las estrellas

Esta semana, la Cámara de Energía Oscura del observatorio Cerro Tololo en Chile ha detectado la lejanísima luz de ocho galaxias satélite que rodean la Vía Láctea. La más cercana de ellas está a 100.000 años luz de distancia. Es decir, que la radiación que ahora nos ha llegado desde allí fue emitida cuando en Europa aún caminaban los neandertales.

En esencia, esta cámara trabaja igual que el primer telescopio de la historia, el que presentó Galileo tal día como ayer de 1609 al Senado de Venecia, pero a lo bestia. El artefacto chileno ofrece una resolución de 570 megapíxeles y puede detectar luz procedente de 8.000 millones de años luz de distancia. El de Galileo apenas sirvió para acercar un poco la visión del gigante Júpiter. Pero aquel 25 de agosto cambió la historia de la astronomía, y la propia vida del científico italiano.

La próspera ciudad-estado de Venecia tenía que enfrentarse por aquellos días a una amenaza creciente: el ataque a los barcos de mercancías que entraban y salían de su puerto. El matemático de la Universidad de Padua Galileo Galilei creía tener la solución: modificar un modelo de tubo con dos lentes que ampliaba la imagen y que se había inventado en Holanda. Su nuevo tubo era mucho más potente: producía 8 aumentos. Así que visitó Venecia y pidió al senado realizar una demostración. Acompañó a varios senadores a lo alto de una torre y les mostró cómo su invento permitía contemplar los barcos enemigos y las caras de sus tripulantes a distancias suficientemente lejanas como para preparar un contraataque antes de que el contrario pudiera reaccionar.

Los senadores quedaron tan asombrados que propusieron a Galileo un contrato por el doble del salario que ganaba en Padua. No sólo eso, sino que Cosme II de Medici, Gran Duque de Toscana, le contrató como matemático y filósofo para la Universidad de Florencia, puesto que mantuvo ya hasta el día de su muerte.

Pero Galileo no utilizaría jamás su artefacto con fines navales. Desde el día de su invención se empeñó en mirar con él al cielo. Y en los astros más cercanos empezó a hallar los signos de la que sería una de las mayores revoluciones en la historia de la ciencia. Detectó fases en Venus similares a las de la Luna. Algo que sólo sería posible si el Sol y no la Tierra fuese el centro del Sistema Solar. Halló lunas rodeando a Júpiter y estrellas qe formaban parte de la Vía Láctea tanto como el Sol. Todas estas observaciones, imposibles sin un telescopio como el que acababa de crear, reforzaron la idea copernicana del cosmos: la Tierra, en contra de lo que dictaba la moral católica, no era el centro del universo.

Todos conocemos lo que vino después: Galileo fue sometido a un juicio por herejía y se vio obligado a abjurar de su visión cosmológica para no ser encarcelado. La vida de aquel oscuro profesor de matemáticas dio un giro «copernicano» el día que presentó un tubo con dos lentes de 8 aumentos al senado de Venecia. La historia de la ciencia, también.