Moda

El triunfo de los antihéroes

Ana Locking defiende en Cibeles a los incomprendidos sirviéndose del Pato Donald, mientras que Juan Vidal presenta una de sus colecciones más libres y destacadas.

Desfile de Amaya Arzuaga
Desfile de Amaya Arzuagalarazon

Ana Locking defiende en Cibeles a los incomprendidos sirviéndose del Pato Donald, mientras que Juan Vidal presenta una de sus colecciones más libres y destacadas.

El inicio del día en MBFWM comenzaba con una despedida. Moisés Nieto ponía fin a la trilogía sobre la mujer luchadora rindiendo un homenaje al colectivo de las 13 rosas, las mujeres fusiladas poco después de finalizar la Guerra Civil, de las cuales, siete eran modistas. La historia de estas jóvenes se sumó así al viaje de Nieto por la historia española del siglo XX, con «La casa de Bernarda Alba» y el Torremolinos de los 60 y 70 como anteriores protagonistas. A este diseñador le hemos visto crecer sobre la pasarela, él es uno de los creadores emergentes al que todo el mundo le adivinaba un futuro prometedor en este campo, y es un gusto ver cómo ha conseguido forjarse un estilo propio. Los cuadros y una feminidad muy particular, a ratos contundente, a ratos delicada, forman parte del lenguaje con el que teje sus palabras, es decir, sus vestidos, que, en esta ocasión, ceden algo de protagonismo a los pantalones, piezas que asegura, le funcionan muy bien en el mercado japonés, al que llega a través de la plataforma de Opening Ceremony. Pero ciñéndonos a lo que hemos visto sobre la pasarela, los abrigos envolventes y los volantes han configurado un desfile perfecto para comenzar el día.

Efecto «clochard»

Prácticamente de la misma generación que Moisés Nieto, ManéMané, o, lo que es lo mismo, Miguel Becer, nos ha sorprendido con una colección de género difuso (había hombres también sobre la pasarela) en la que planteaba, según comentó a, una propuesta desestructurada que se iba construyendo a través de piezas inconexas entre sí, pero que conseguían un efecto «clochard» que rompía con el estilo al que nos tiene acostumbrado (él se ha criado en el taller de Ángel Schlesser). A destacar: un pantalón construido con un Barbour. El artista canadiense Lawren Harris, uno de los miembros del grupo de los Siete que revolucionaría la pintura americana en la primera mitad del siglo XX, servía como inspiración a los hermanos Muñoz, de Ailanto, para un desfile donde no han empleado los colores primarios, dando pie así a toda una gama cromática que sigue una línea romántica y casi mágica. Las siluetas se alargan en una colección donde se juega con conceptos abstractos y la multiperspectiva: los «prints» varían si se ven de cerca o de lejos. Es curioso cómo Amaya Arzuaga ha conseguido juntar la delicadeza con la ciencia ficción. De esta última la diseñadora ha extraído algunos colores y formas que luego ha fusionado con piezas donde el tul dejaba ver la piel de las modelos, jugando con un trampantojo de desnudez que no era tal. El negro ha sido el rey de la paleta cromática, en la que había espacio también para los verdes o los rosas, pero todos tratados de una forma sobria y plana para pretender traernos a la memoria los uniformes futuristas de las películas, pero sin caer en los tópicos. El cuerpo también ha estado muy presente en este desfile: elementos tubulares o generosas construcciones cuadradas buscaban reforzar la silueta. Como estrellas absolutas, el tejido de punto gordo realizado en Lerma y el crêpe foamizado con el que conseguía un efecto de neopreno.

Tributo a Bowie

Con David Bowie como punto de referencia, Ana Locking paseó por la pasarela a un ejército de antihéroes encarnados por el Pato Donald, representante perfecto de estos seres casi incomprendidos. Las diversas declinaciones de la chaqueta bomber (que tan pronto era corta como se transformaba en un abrigo largo o se llevaba como una mochila, a la espalda) han sido las grandes protagonistas de una propuesta en la que flotaba cierto aire de romanticismo (sobre todo por sus vestidos). Juan Vidal contó con una «it-girl» de categoría: su sobrina, Alma, admiraba con sus 14 meses la colección de su tío (ella lucía también uno de sus vestidos). Esta ternura contrastaba con la mujer fuerte y controvertida que planteaba sobre la pasarela. Richard Linder, Gene Bilbrew, Allen Jones o Linda Lovelace ejercían de inspiración para un desfile en negro, azul tinta y fucsia, donde reinaban las transparencias de aire corsetero y las paillettes. Vidal busca la libertad creativa, como confesaba en el «backstage», lejos de la presión comercial: «Ahora pensaremos cómo lo vendemos», y nos ha regalado un desfile de belleza incontestable donde el día y la noche se fusionan, y la mujer se construye desde dentro. De ahí que también haya realizado prendas de interior (lo que no quiere decir que se vaya a dedicar a ese campo). Es una vuelta a sus inicios, jugando con la belleza de lo oscuro y la riqueza de los materiales (hasta 30 metros de cintas de seda podía llevar alguna modelo).

A veces uno no consigue lo que se propone. Es lo que le ha sucedido a Juana Martín, que si bien pretendía con su colección «Redención» resaltar la cultura del luto, el viaje le ha llevado más hacia la indumentaria religiosa: el negro y el blanco, las cruces, los materiales, hasta la puesta en escena, con un monje incensando la pasarela al inicio del desfile y la iglesia de San Miguel de Córdoba de fondo, nos hablaban más de lo espiritual que de lo humano. Dejando esto de una parte, cabe destacar de su propuesta los delicados bordados con los que ha trabajó, llegados desde el lago Como, referencia mundial de donde salen algunos de los mejores trabajos a nivel europeo.

La jornada la ha cerrado Ion Fiz de la mano de Catherine Deneuve. No es que la actriz haya venido al «front row»: él la ha utilizado de inspiración.Su personaje de Severine en «Belle de jour», pero también otros papeles como la Geneviève de «Los paraguas de Cherburgo» (cinta que la encumbró en el cine francés) o sus distintos matrimonios estaban detrás de los vestidos «baby doll», los abrigos cortos con aires «sixties» o el estampado de caballos, creado junto a la artista navarra Cristina Iturrioz. Entre los 44 looks que ha presentado el vasco, donde hemos visto tanto su primera línea como Serie By Ion Fiz (a la que pretende dar un impulso sacándola sobre la pasarela), ha sorprendido con algunas propuestas finales de novia que han servido de broche a este recorrido por la vida de Deneuve que se ha pintado en negro, crudo, crema, rojo... todos menos el azul: «Nos dimos cuenta que no encajaba», afirmaba minutos antes de salir a escena.