Espectáculos
¿Adiós al «mapping» de Zoido?
Ha sido un atractivo más de Sevilla las últimas Navidades con impacto comercial y turístico, pero Espadas sólo lo ve viable si llega un patrocinio privado y en otro enclave
Ni el «mapping». El espectáculo audiovisual que durante la Navidad en Sevilla ha aglutinado a miles y miles de personas en la Plaza de San Francisco tampoco le vale al Gobierno socialista de Juan Espadas.
En una gestión caracterizada por la austeridad y la falta de inversiones en grandes proyectos, Juan Ignacio Zoido se apuntó un tanto con esta proyección en 3D que se convirtió en un auténtico «fenómeno popular» durante las fiestas. Sin llegar a afirmar que se va a suprimir después de cuatro exitosos años, el Ayuntamiento hispalense lo supeditó ayer a su financiación parte de un patrocinador privado –ya el año pasado no fue posible encontrarlo– y revisando su ubicación actual. Es decir, que en el mejor de los casos dejaría el enclave actual, perdiendo parte de su actual encanto.
El concejal Antonio Muñoz explicó que «en todo caso» se repetirá si hay «aportación significativa de patrocinio» por parte del sector privado, «porque la Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas (Emasesa), no lo va a financiar», como sucedió el año pasado con Zoido en la Plaza Nueva. Además, Muñoz deslizó la necesidad de «repensar» su ubicación, dado que el enclave de la plaza de San Francisco implicaba una serie de «riesgos». Se desconoce a qué se refería el concejal, si a un posible daño sobre la fachada plateresca del edificio consistorial o a una cuestión de seguridad. En cualquier caso, algo que durante los cuatro últimos años no había acarreado el menor problema. Al contrario, el «mapping» tenía un impacto directo en el consumo y el turismo. Los comerciantes del centro vieron incrementadas sus ventas en un 8% el año pasado, reconociendo la influencia del «mapping». Imágenes de la proyección, siempre destinado a los más pequeños de la familia, daban la vuelta al mundo a través de las redes sociales. Sólo en 2013 se contabilizaron 700.000 espectadores en las múltiples sesiones (tres diarias) que se realizaron durante el periodo festivo. El año pasado la cifra ascendió a 900.000. Hay decisiones que conviene repensar, menos si se trata de borrar de un plumazo todo lo hecho por el rival político, sea malo o bueno.
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