Asuntos sociales
Cien euros para alcanzar la costa
Unos 160 inmigrantes han intentado llegar a España a través del Estrecho en lo que va de mes, en su mayoría a bordo de embarcaciones hinchables de playa
Alrededor de 160 inmigrantes han intentado entrar en España por el Estrecho en lo que va de mes, en su mayoría a bordo de barquitas hinchables de playa. Un método para alcanzar la costa mucho más peligroso que las pateras y los cayucos, pero diez veces más barato.
El riesgo es mayor, pero a muchos de los subsaharianos que quieren llegar a España como primera etapa de su destino final –otros países europeos– el ahorro económico que les supone optar por la barca neumática de plástico les compensa: sólo tienen que desembolsar cien euros frente a los mil que pagaban por embarcar en una patera o en un cayuco.
Una parte de ese dinero va a parar a los marroquíes que facilitan el acceso de los subsaharianos a la zona de partida.
Ya en 2009, según recuerdan a Efe fuentes policiales, empezaron a usarse esas barquitas que se pueden adquirir en cualquier puesto de playa, pero su utilización era «anecdótica».
Sin embargo, su uso se ha extendido hasta el punto de que de la veintena de embarcaciones rescatadas por Salvamento Marítimo y la Guardia Civil en el Estrecho durante marzo, 17 eran barcas hinchables de recreo.
Pero ese número sólo deja constancia de las embarcaciones que han logrado aproximarse a la costa y no de la cifra total de los inmigrantes que lo intentan, algunos de los cuales, según lamentan las fuentes consultadas, se dejan la vida en alta mar en naufragios que, en muchos casos, se deben a la «alta ocupación» de la barquita, en la que navegan seis o siete personas cuando apenas caben dos o tres. Otros inmigrantes, añaden las fuentes, no tienen más remedio que volver a Marruecos al percatarse del gran riesgo que corren. Es, dicen gráficamente, el «vía crucis» de los subsaharianos, «más barato, pero más peligroso». A ese peligro, relatan a Efe agentes de la Guardia Civil destinados en la provincia de Cádiz, se suma la dificultad del rescate y, por supuesto, de la localización.
«No es lo mismo rescatar a 40 personas de una misma embarcación, que a este mismo número diseminado en siete u ocho», subraya uno de los agentes.
Tampoco resulta fácil el rescate desde las patrulleras de la Guardia Civil, ya que como han denunciado a Efe fuentes de la AUGC, la asociación mayoritaria en el Instituto Armado, no están preparadas para esa función, sino para vigilar en altura porque «fueron diseñadas para la lucha contra el narcotráfico».
Todavía les dificulta más tener que efectuar desde una altura de tres metros el rescate de una barca de apenas 50 centímetros de altura, lo que «pone en riesgo tanto a rescatadores como a rescatados», apostilla la AUGC.
De todos modos, señalan las fuentes policiales, ya no se producen las oleadas de llegada en pateras de años pasados, pero el «goteo» actual de pequeñas barcas permite afirmar a los agentes que la cifra total de los que entran por el Estrecho no ha variado mucho. Sí lo ha hecho, y de forma notable, la llegada por Canarias, una entrada que el Ministerio del Interior ha dado prácticamente por cerrada, ya que el pasado año sólo llegaron a las costas del archipiélago 173 de los 3.804 inmigrantes que entraron en España de forma ilegal.
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