Asuntos sociales
El faro «de los sueños imposibles»
La Fundación Vicente Ferrer recibe hoy el IV Premio Valores de LA RAZÓN por su contribución a la erradicación de la pobreza
La Fundación Vicente Ferrer recibe hoy el IV Premio Valores de LA RAZÓN por su contribución a la erradicación de la pobreza
«Mi trabajo consiste en conseguir sueños imposibles», señalaba Vicente Ferrer. Gracias a la fundación que lleva su nombre, en 2016 más de 3,6 millones de personas fueron atendidas a través de los programas desarrollados en un total de 3.589 poblaciones del sur de India para erradicar la pobreza entre los colectivos más discriminados del país. «La pobreza no está solo para entenderla sino también para solucionarla», dejo dicho también Vicente Ferrer. LA RAZÓN reconoce hoy esta labor y otorga a la Fundación Vicente Ferrer su IV Premio Valores.
El acto tendrá lugar a las 20:15 horas en el Museo Carmen Thyssen de Málaga y contará con la presencia de, en orden previsto de participación, el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo; el delegado de LA RAZÓN en Andalucía, Paco Reyero; la consejera de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, María José Sánchez Rubio; el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Recogerá el galardón Jordi Folgado Ferrer, director general de la Fundación Vicente Ferrer.
«En esta vida no hay ninguna persona, cosa o acontecimiento que sea inútil», continuaba Vicente Ferrer. Un total de 2.461 personas son atendidas diariamente en la red hospitalaria de la Fundación Vicente Ferrer. La entidad ha llevado a cabo diversas acciones y prestado varios servicios básicos en los estados de Andhra Pradesh y Telangana, entre los que figuran la citada atención hospitalaria; el diseño y distribución de 56.000 prótesis; la construcción de 11.419 letrinas en hogares; y la plantación de 342.363 árboles para combatir la sequía endémica de la zona. También destacan las acciones destinadas a combatir la discriminación y la violencia contra las mujeres y facilitar la promoción social de los colectivos más discriminados en un país que todavía se rige por castas, arraigadas especialmente en las zonas rurales, lo que implica la exclusión social y laboral de las castas más bajas, como los dálit. El 46% de los trabajadores de la fundación en India son mujeres y el 99% (2.383 personas) es indio.
La fundación ha mantenido en 2016 un total de 8.187 asociaciones para potenciar la visibilidad de las mujeres y luchar contra su discriminación, en las que participan más de 111.000 mujeres; ha apoyado a 329 jóvenes con becas para estudiar en universidades, y ha abierto un segundo centro para la inserción laboral de jóvenes graduados con estudios intensivos de idiomas y formación en estrategias de búsqueda de empleo. Asimismo, la Fundación Vicente Ferrer puso en marcha el pasado ejercicio una escuela Primaria para 120 niños con y sin discapacidad, e impulsó la creación de comités de atención social para combatir la violencia de género. «La acción buena nos hace felices. La mala nos destruye», dijo Vicente Ferrer, que añadía que «la acción es una oración sin palabras... La acción buena contiene todas las filosofías, todas las ideologías, todas las religiones». El ex jesuita Vicente Ferrer, como un faro para «los sueños imposibles», llegó a la India en 1952 y se propuso dotar de dignidad y esperanza a los desheredados de la tierra, los intocables. Junto a su esposa Ana puso en marcha el Rural Development Trust (RDT), tres letras para cambiar el mundo. Ferrer defendió que la erradicación de la pobreza es posible y que los medios son sencillos. Su optimismo se complementaba con el pragmatismo de Ana, encargada de la planificación de los proyectos de Vicente Ferrer. Rafael Carmona, delegado de la Fundación en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, señalaba recientemente que «estamos llegando a un límite de desvalor» en el mundo. En contraposición al signo de los días, los IV Premios Valores de LA RAZÓN reconocen, y reivindican, otra de los enseñanzas de Vicente Ferrer: «Ninguna acción buena se pierde en este mundo. En algún lugar quedará para siempre».
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