Enfermedades
El tiempo de las inflamaciones
Ha visitado estos fríos el muy reputado doctor Shizou Akira, de quien se dice que es el investigador más citado en las revistas especializadas del momento. El japonés dio una lección magistral ayer en la sede del Instituto de Biomedicina de Sevilla, donde una experta nómina de médicos se ha congregado en torno a un asunto concreto: la inflamación. Más. Un grupo de antropólogos de la Universidad de Granada anunció haber completado la ruta amazónica realizada por Francisco de Orellana bajo los soles del imperio de Carlos I, quien lo nombró gobernador de la Nueva Andalucía. El conquistador trujillano, en sus indagaciones por el Amazonas, conoció a varios pueblos amerindios, algunos hospitalarios, otros poco cariñosos, pero ningún prodigio de la magnitud del ataque de las diestras amazonas, tan aguerridas como sugerentes, o de las picaduras de los mosquitos marañones, que no mordían sino que se llevaban al nido a los exploradores. Aunque era sexual cuando aparecían las guerreras y dérmica cuando lo hacían los zancudos, había algo en común en las epifanías ribereñas de conquistadores e investigadores granadinos: la inflamación. Nunca como ahora habían estado tan en boga las cuestiones inflamatorias. Hay a quien se le inflama la jeta, como a la comparsa independentista que erre que erre con el mambo. También está al que se le hincha el Pedro Botero que lleva dentro, hablemos del inefable Ángel María Villar, quien le explica a Mariano Rajoy que como ayudante del seleccionador nacional tendría un sueldo más sonante que como presidente del Gobierno. A los felones se les infla el aguijón como a las abejas, que pican en un acto suicida como presunto sacrificio por el pueblo o por la familia, respectivamente. Qué buenos doctores harían falta, qué buenos jarabes.
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