Francisco de la Torre. «Una huelga es algo perverso y debe ser utilizada de manera prudente»

La ciudad se recupera después de once días de una salvaje huelga de basura. «Esperamos lucir la mejor imagen en Semana Santa y recuperar lo perdido», admite

La ciudad de Málaga recupera poco a poco la normalidad tras la huelga de los trabajadores del servicio de limpieza que dejó en las calles cerca de cinco mil toneladas de basura. Será el miércoles cuando la capital de la Costa del Sol vuelva a su estado habitual, siendo el centro histórico una prioridad por la proximidad de la Semana Santa.

–¿Imaginó el pasado 1 de marzo que la huelga iba a alcanzar semejante magnitud?

–No. Es más, esperaba que no empezara porque el planteamiento por nuestra parte durante las negociaciones previas aportaba argumentos que no la hacían necesaria. El origen de la misma es la interpretación de una sentencia que deja claro que hay un convenio inscrito 2010-2012 y otro de 2013 que no lo fue por la Junta de Andalucía, de manera injustificada. Y es la raíz y la causa profunda que tienen los trabajadores para pensar que estamos lesionando sus derechos. Pero hemos estado negociando estos días de cara a 2016-2017 y hemos perfilado un convenio que creemos es bueno para todos.

–¿Qué ha sido más difícil de negociar?

–Tal vez la paga de productividad, pero se ha alcanzado una solución transitoria hasta que sean los tribunales los que determinen la solución definitiva. Se denominará «pago cuenta de la sentencia del Juzgado de lo Social 12». Para 2016, será de 867,91 euros brutos, proporcionales a la jornada de cada trabajador. Además, se mantiene la cantidad de la paga de septiembre en el mismo importe de 2015, un total de 276,8 euros, hasta la publicación de la referida sentencia. Y se ha dejado sobre la mesa el tema de la herencia de los puestos de trabajo.

–¿Qué ha sido lo más duro durante los once días de huelga?

–Intentar dejar claro que no estábamos lesionando los derechos de los trabajadores a partir de esa interpretación judicial. Y los momentos más difíciles han sido sin duda ver cómo la ciudad sufría y que se pueda hacer poco ante eso, aunque se hayan decretado focos de insalubridad, como accesos a viviendas o la simple circulación de los viandantes en determinadas calles con calzadas llenas de basura, en los que se ha actuado. Y hemos tratado de resolverlo sin afectar el derecho a huelga de los trabajadores. Aunque éste ha de ser utilizado de manera prudente y responsable, porque una huelga es algo absolutamente perverso. Aunque los servicios mínimos sean del cuarenta por ciento, al que no se ha llegado, la situación es muy delicada porque se va acumulando basura y llega un momento en que se hace insostenible.

–¿Cuándo pasará página la ciudad?

–El reto ahora es normalizar la ciudad y el compromiso de los trabajadores es hacerlo, según determinamos en el acuerdo definitivo. De hecho el documento recoge que no se abonará a los trabajadadores el dinero que hubieran percibido de no celebrar la huelga. Porque si no, estaríamos alimentando posibles huelgas en un futuro. Y espero que la reacción ejemplar de la ciudadanía, crítica pero solidaria a su vez, contribuya a esa normalización.

–¿Qué le diría a quienes se han visto afectados por la huelga?

–En primer lugar, que lo siento muchísimo; en segundo, que lo hemos intentado evitar por todos los medios. Y hemos intentado cumplir el mensaje de la ciudadanía que nos pedía no ceder ante las pretensiones de los trabajadores. Ahora en lo que tenemos que trabajar todos, empresarios y hostelería, es en ver cómo actuamos para que la recogida de residuos pueda realizarse en un futuro de manera rápida y eficaz, a las horas adecuadas, con bolsas que no ensucien el suelo... en definitiva, que el tiempo sea brillante en Semana Santa, y que podamos lucir la mejor imagen y compensar lo que hayamos podido perder estos días.

–¿Cómo serán los próximos días?

–El objetivo es recoger cada día entre 1.500 y 1.700 toneladas de basura. Un reto ambicioso pero asumible. Confío en la responsabilidad de los trabajadores y en la colaboración de los malagueños. Podemos entender que haya habido indignación por el efecto negativo de la huelga, pero ahora es el momento de arrimar el hombro.