Sevilla

JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ ALCÁZAR: «Ahora podremos elegir las drogas correctas para tratar el cáncer»

INVESTIGADOR DEL CENTRO ANDALUZ DE Biología del Desarrollo-CSIC

JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ ALCÁZAR: «Ahora podremos elegir las drogas correctas para tratar el cáncer»
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«Existe vida tras la muerte (celular)». Con su investigación ha «resuelto» la gran incógnita del ser humano...

–Bueno, no exactamente. El título que se le ha puesto es llamativo y poético, pero a lo que hace referencia es a que en la muerte celular por apoptosis, una parte de ella, el córtex, permanece íntegro, «con vida», permitiendo que pueda conservar su morfología y evitando que el contenido que se degrada salga al exterior. Es muy importante porque si se libera provocaría daño a las células vecinas, es un tipo de muerte especial.

–¿Supongo que intuían algo antes de empezar los cultivos?

–Sí se sabía cómo se producía la muerte, pero no cómo podían conservar el interior. ¿Y cómo lo hacen? Creando una especie de ataúd interior con microtúbulos, ésa es la verdadera novedad. Entre el ataúd y la membrana existe un córtex «vivo».

–No fue entonces como la manzana de Newton...

–Ya sabíamos de la existencia de estas estructuras desde hacía algunos años y durante los trabajos hemos ido confirmando ese papel protector. Si no se forma correctamente, la célula entra en necrosis y provocaría muchos problemas para los organismos. De la otra forma, son rápidamente eliminadas por los macrófagos.

–Combatir eficientemente el cáncer es una de las aplicaciones que le han conferido.

–Estamos trabajando intensamente en las aplicaciones prácticas. Dado que para los tratamientos de muchos tumores el deseo es que las células mueran por apoptosis y evitar que libere su contenido, estamos investigando cómo estos quimioterápicos la inducen y cuáles son los ideales, para evitar todos los efectos secundarios que tienen.

–Por lo que transmite, es un hallazgo de gran transcendencia. ¿Cómo nadie había reparado hasta ahora en ello?

–Es complicado. La apoptosis se ha estudiado mucho, yo mismo lo he hecho, pero esta estructura la vi por primera vez en 2006 y hasta ahora no he podido confirmarlo. A veces es un proceso lento que depende de muchos factores: tiempo, dinero, el ambiente y tener los instrumentos adecuados.

–¿Estando liberado habrían llegado antes los resultados?

–No, la propia dinámica con otro tipo de experimentos o el dar clase me ayuda a pensar y a diseñar las cosas, es un conjunto. Pasar mucho tiempo solo en el campo también influye... (risas). Tienes que pensar algo original y saber cómo demostrarlo. Y muchas veces es sólo tiempo.

–Después de la alegría lógica, toca continuar. ¿En qué dirección están trabajando?

–Tenemos bastante adelantado. El siguiente paso saldrá para dentro de 3 o 4 meses y será determinar cómo las drogas actúan para matar células tumorales y así escoger las correctas.

–¿Se trata de hallar nuevas sustancias?

–No, con medicamentos que ya existen, comprobando qué tipo de reacción provocan y cuánto tiempo dura. Es muy importante para saber a qué concentración se administra a los enfermos. Primero, debemos saber cuánto tiempo permanecen las células sin liberar los productos tóxicos internos. La aplicación práctica fundamental es diseñar y conocer drogas que maten a las células de forma correcta. Y tercero, relacionado con la anterior, podemos buscar mecanismos de protección de las células que no queremos matar; si finalmente mueren, evitar que lo hagan por necrosis. Tenemos un instrumento y hay que saber cómo protegerlas.

–¿Se han venido usando algunas que eran contraproducentes, provocando a la larga daños mayores que los beneficios?

–Es que como no se conocía el mecanismo, no se sabía cómo evitar esa necrosis tan negativa. Ahora, se tendrá que tener muy en cuenta nuestro hallazgo, ahora podemos saber cuál elegir y asegurarnos de que esa droga va a hacer bien la apoptosis, de forma correcta y por el tiempo necesario para que se elimine y el proceso sea con mayor limpieza.

–Le pregunto lo que mucha gente se preguntará: ¿va a curar cánceres que actualmente no tienen tratamiento?

–En muchos tratamientos los efectos secundarios son devastadores. Conocer esto va a poder evitarlos en el futuro, es el principio, pero va a ayudar.

–¿Podemos decir que tienen algo grande entre manos entonces?

–Nos tenemos que convencer a nosotros mismos de que siempre tenemos algo grande porque sería complicado mantener la ilusión, más aún en las actuales circunstancias.

–¿El hecho de que emerja de una institución pública como el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo-CSIC, debe ser un toque de atención para los responsables políticos?

–Yo lo que siento más es la gente joven que termina sus grados y carreras, con bastantes dificultades para encontrar una beca que les permita trabajar por la ciencia. Lo cierto es que los investigadores estamos en una situación muy complicada, de mucha presión.

–¿Qué va a aportar a su centro, más allá del prestigio?

–Le aporta primero entender cómo las células al morir lo hacen de una forma fisiológica, de forma tan limpia y, además, por las aplicaciones posibles, puede también ser importante para atraer inversiones. Aquí básicamente lo que hemos analizado y descubierto es que con la muerte normal de las células que envejecen o que sufren un daño leve, se mantiene durante un tiempo su estructura y morfología gracias a que crean un ataúd, y es importantísismo para evitar la necrosis. Y por extensión, como en muchas situaciones patológicas, o por actuación médica hay muerte celular, pues también tienen mucha importancia. Lo hacen de una manera limpia, que no dañe al resto; de forma muy parecida a los humanos.

–¿Cómo asemejarse al modelo americano, donde la financiación privada ensombrece a la pública?

–Estamos en una investigación básica, pero rápidamente se pregunta para qué puede servir. Por eso, con estas nuevas ideas queremos atraerla para mantener esta línea.

–¿Teme que la falta de fondos frene los avances?

–Ahora mismo esa línea de investigación está garantizada.