Andalucía
La borrasca «Hugo» azota a las cofradías
El temporal deja un Viernes de Dolores dispar, con algunas salidas de cortejos y numerosas suspensiones
«Hugo», la enésima borrasca atlántica que está barriendo España, puso ayer en jaque al Viernes de Dolores, una jornada de vísperas que no sólo se vivió en el interior de los templos, donde los cofrades daban los últimos retoques a los pasos y tronos, sino en la calle, con las primeras cofradías y las largas filas de nazarenos anunciando una nueva Semana Santa. De la alegría a la desilusión. La lluvia, que cayó de manera intermitente por toda Andalucía, obligó a varios cortejos a quedarse en sus iglesias, aunque en otros puntos de la región sí dio una tregua, permitiendo diferentes actos públicos como traslados, vía crucis y procesiones.
En Córdoba, la jornada está asociada tradicionalmente a la Virgen de los Dolores, la principal devoción de la ciudad. Se trata de una talla del escultor Juan Prieto que procesiona el Viernes Santo. En 2015 conmemoró el cincuentenario de su coronación canónica, la primera imagen mariana de Córdoba en recibir esta distinción. Por la iglesia del hospital de San Jacinto, en la plaza de Capuchinos, desfilaron cientos de devotos para rendirle tributo. De cara a la Semana Santa, por segundo año consecutivo, todas las cofradías harán estación de penitencia a la mezquita-catedral, gracias a la segunda puerta que quedó abierta el año pasado. Pero no sólo en la capital cordobesa se vive intensamente la conmemoración de la pasión de Cristo. La provincia cuenta con 13 pueblos cuyas Semanas Santas están declaradas de interés turístico. Además, los tambores de Baena esperan ser reconocidos por la Unesco.
En Sevilla, las tiendas de nazarenos eran un hervidero de cofrades rezagados para adquirir los últimos complementos o hacer las pruebas de la túnica o el capirote. La carrera oficial, con las sillas apiladas y los reposteros desplegados, se mojaron ante la mirada de los transeúntes y turistas. La lluvia se hizo más intensa durante la tarde, dando al traste con las salidas procesionales de los barrios.
Las hermandades de Pino Montano, La Misión y Bellavista retrasaron la decisión para comprobar si mejoraba el tiempo. El cielo estaba cubierto y una fina capa de lluvia mojaba a los nazarenos que llegaban a los templos. El día no invitaba a ver cofradías. La primavera no asomaba por ningún sitio. La primera en anunciar la suspensión de su estación de penitencia fue la hermandad de Pino Montano, así que los pasos de Nuestro Padre Jesús de Nazaret y María Santísima del Amor se quedaron en el interior de la parroquia de San Isidro Labrador, arropados por sus cofrades. En Heliópolis la espera se alargaba. Tensión en los patios del colegio Claret, donde cientos de jóvenes esperaban la decisión de la junta de gobierno, con los antifaces en la mano y mirando constantemente al cielo. Pasadas las siete de la tarde el hermano mayor anunció que este año no se pasearían por el barrio. Contra todo pronóstico, la hermandad de Bellavista sí procesionó, arropada por una multitud. Sin embargo, tuvo que recortar su recorrido. Quedaban las cofradías que menos arriesgan cuando se presentan estos días lluviosos. Y así fue. Pasión y Muerte, la cofradía de negro de Triana, y la Corona tampoco salieron.
En Málaga, la borrasca se portó mejor, permitiendo varios traslados y procesiones. Tal fue el caso de la salida de Jesús de Medinaceli y María Santísima de la Candelaria, aunque el ritmo fue más acelerado de lo habitual. Acortaron camino los cofrades del Monte Calvario, que trasladaron a su dolorosa desde su ermita hasta la basílica de la Victoria. También tuvo lugar el traslado de Nuestro Padre Jesús Nazareno Redentor del Mundo y Nuestra Señora Mediadora de la Salvación.
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