Estreno

«LA CUBANA»: una boda universal con acento sevillano

Los integrantes de la compañía, en uno de los salones del Real Alcázar de Sevilla
Los integrantes de la compañía, en uno de los salones del Real Alcázar de Sevillalarazon

Los chicos de «La Cubana» decidieron dar el salto al vacío de vivir por y para el teatro. No había otra alternativa para una compañía como ésta, a la que todo lo que se le ocurre llevar a escena sorprende. El sol cae a plomo en el mediodía sevillano sobre el Real Alcázar, entre jardines románticos, azulejos renacentistas, grutescos y estanques con carpas, los actores posan mientras los turistas se quedan perplejos ante tanta novia y tanto novio, que gritan y gesticulan para contar, «por encima», de qué va «Campanadas de Boda», la obra que representan en el teatro Lope de Vega de Sevilla hasta el próximo domingo. Una estimulante crítica ácida sobre todo el circo en el que se han convertido las bodas desde hace unos años, con unas hilarantes escenas al más puro estilo «cubana».

En tiempos de crisis, mucho teatro, señala el director de la compañía Jordi Milán, que también es responsable del guión, que se adapta a la idiosincrasia de la ciudad en la que recalan. En este caso, no se trataba de hacer un montaje reflexivo y sesudo sobre la actualidad del país y el reto de pagar el convite, sino todo lo contrario. Poner sobre la escena un vibrante espectáculo, sensorial, luminoso, a ratos apabullante y muy divertido sobre la boda de una sevillana con su novio hindú. «Casarse ahora no es un negocio, como era antes, pero es curioso cómo, pese a los cambios de la sociedad actual, se mantiene un rito que es casi ancestral, en el que todo el mundo tiene un papel determinado. Todos tenemos que pasar por esta gran parafernalia porque la gente necesita hacer teatro», asegura Milán. Escenificar lo cotidiano es casi la principal misión del ser humano durante el día a día, aunque a algunos les toque un papel más molesto que a otros. Con esta premisa en la cabeza, «La Cubana» se lo ha «jugado todo a un único número» en un tiempo en el que el mundo de las artes escénicas no pasa por sus mejores momentos. Tras visitar varias ciudades, el sabor de boca es «inmejorable, pese a la putada ésta del IVA», dice Milán.

En «Campanadas de boda» se ponen en cuestión las contradicciones sociales que salen a la superficie desde que se decide dar el paso hacia el altar o el juzgado. Según el director, «la verdad es que es como si durante los meses anteriores se fueran dando las puntadas necesarias para que nada falle en esa representación que es la boda. Es como un guión predeterminado. Al igual que todos los años se hace el 'Don Juan' o se monta el Belén, una vez haces de protagonista y otra, de acompañante».

En cuanto al montaje que ha propuesto «La Cubana», la sorpresa en la puesta en escena se mantiene desde el arranque de la obra, defendiendo el principio de la compañía de romper con la «cuarta pared». «Jugamos con un teatro muy directo, muy de tú a tú y nos gusta que cuando el público venga a vernos se sienta reflejado en lo que nosotros hacemos. Se cambian unos cuantos datos, pero el resto es como en todas partes, porque al final, en general, son muy similares las bodas en todos lados», concreta el director, que destaca la frescura en el tratamiento de ciertos aspectos críticos como las bodas gays, ya que el humor se convierte un arma para cargar contra ciertos clichés preestablecidos. «Creo que con la risa se pueden decir muchas cosas». Para los habituados al estilo de la compañía, no les sorprenderá la provocación, el diálogo con el espectador y la importancia de la música durante las casi tres horas de un espectáculo, que tiene al público sin mirar las agujas del reloj desde el arranque.