Parlamento Regional
La derrota y la postura del PSOE pasan factura a Susana Díaz
Moreno duda de su liderazgo a nivel nacional y la define como «estrella fugaz», Marín le pide que anteponga Andalucía «a los intereses de su partido» y Maíllo la califica de «Susana la lenta»
Moreno duda de su liderazgo a nivel nacional y la define como «estrella fugaz», Marín le pide que anteponga Andalucía «a los intereses de su partido» y Maíllo la califica de «Susana la lenta».
Después de una segunda e intensa campaña electoral y con los resultados de los comicios aún recientes, los partidos políticos andaluces tenían ganas de regresar al Parlamento a ajustar cuentas. El debate con la presidenta de la Junta de los distintos grupos se convirtió fundamentalmente en una toma de posiciones sobre el futuro más inmediato y no precisamente el que se circunscribe a Andalucía: qué ocurrirá con el Gobierno de España, qué hará el PSOE y qué hará Susana Díaz.
Ésta última incógnita estuvo presente aunque había cierto consenso: Susana Díaz ha perdido fuerza dentro del PSOE tras la derrota en las elecciones autonómicas frente al PP. Así se lo recordó el presidente de los populares andaluces, Juanma Moreno, durante su intervención: «Usted fue una estrella fugaz que por un tiempo alumbró el desierto de su partido», dijo.
En política se instalan mensajes entre la opinión pública que a veces no se corresponden necesariamente con los hechos, pero que se convierten en una verdad difícilmente erosionable. Y Díaz era vista como la gran esperanza nacional del PSOE desde su llegada a la Junta de Andalucía –que no a la política–. Contra esa imagen ha luchado Moreno desde que tomó las riendas del PP –no competía contra la líder de la Junta, sino contra la «líder del PSOE nacional», han deslizado desde el partido en alguna ocasión–, por lo que victoria de los populares en las elecciones generales ha insuflado un gran optimismo en la dirección regional del PP. La intervención de Moreno ante el Pleno comenzó como una especie de grito de liberación tras los resultados electorales, aludiendo que la derrota del PSOE ha originado que se caigan tres grandes mitos: «El primero de ellos es que usted era imbatible electoralmente. El PP ha ganado las elecciones en Andalucía y usted las ha perdido. El segundo, que el Gobierno de Mariano Rajoy había provocado un sufrimiento que los andaluces castigarían en las urnas, cuando el único sufrimiento que han castigado los andaluces es el de un Gobierno negligente, incapaz e insensible, como el que usted preside. Y el tercero, que es usted una mujer de Estado, porque no ha tardado ni una semana en volver a bloquear la situación política en España», apuntó.
Previamente, el coordinador general de IULV-CA, Antonio Maíllo, también erosionó la figura de Díaz. En este caso, centrándose más en su discutida capacidad como gestora al frente de la Administración andaluza, ralentizando la gran mayoría de los proyectos anunciados. «Será recordada como Susana la lenta», dijo. A juicio de IU, a la jefa del Ejecutivo andaluz «ya se le acabó el tiempo», porque pese a ser «una gran anunciadora de medidas luego no las ejecuta». «Es usted la presidenta de la nada», le espetó.
La postura que adoptará el PSOE a nivel nacional en la investidura de Rajoy también estuvo presente en todos los discursos. El PP reclamó a Díaz que dé un paso al frente y asuma esa condición de «mujer de Estado» que en determinados círculos se le ha atribuido. «Demuestre que trabaja en beneficio de Andalucía y en beneficio de España. Demuestre que todavía ejerce alguna influencia en el PSOE. Tenemos una recuperación en marcha, que ni usted ni su partido pueden poner en peligro», le reclamó Moreno. «Es usted la baronesa del ‘no’», le reprochó en otro momento. El presidente del PP-A le invitó a desatascar la constitución del Gobierno central y le propuso retomar una vieja iniciativa en Andalucía en la fase final de su alocución: un pacto por el empleo.
La capacidad de influencia de Díaz en el PSOE también estuvo presente en el discurso de la líder de Podemos, Teresa Rodríguez. Aunque en el Pleno centró su pregunta en hablar de Doñana, en los pasillos sí calificó de «absolutamente lamentable y surrealista que el PSOE-A, que Susana Díaz, enseñe a Rajoy cómo sumar escaños para formar el Gobierno de la nación», dijo. Podemos responsabiliza a Díaz de poner un dique de contención entre su formación y los socialistas.
Hasta Ciudadanos aludió a la fuerza de Díaz dentro del PSOE federal. El presidente del grupo parlamentario, Juan Marín, enarboló la bandera de la igualdad de todos los españoles –«no podemos consentir que un acuerdo con los nacionalismos, para conseguir una mayoría política, vuelva a relegar a los andaluces al vagón de cola»– y solicitó a la secretaria general del PSOE-A que «asuma su responsabilidad y anteponga Andalucía a los intereses de su partido».
Por su parte, Díaz se defendió de cada andanada dialéctica también en clave electoral e institucional. Por un lado, recordando que estaba allí como presidenta de la Junta y no como dirigente del PSOE. A Moreno le emplazó a las próximas autonómicas –no se sabe si como una declaración de intenciones o asumiendo que no dará el salto a Madrid– y le recordó sus cuatro victorias anteriores. A Maíllo le afeó de nuevo su pacto con Podemos: «IU ha pasado de ser la bienpagada a la malquerida de Podemos», dijo.
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