Elecciones andaluzas
Las tres negaciones de la presidenta
Llaman la atención las palabras de ayer de la presidenta de la Junta de Andalucía. «Se han subvencionado en exceso algunas cosas que no tenían control, si no, no tendríamos hoy un conflicto judicial como el de los ERE», deslizó en una entrevista radiofónica. Susana Díaz ha roto amarras con su antecesor. No ha cumplido todavía los protocolarios cien días de gobierno y ya ha pasado por encima de Griñán. Es un camino andado con anterioridad. Lo mismo le ocurrió a Alfredo Sánchez Monteseirín, a José Antonio Viera o a José Caballos. Todos apostaron por Susana Díaz, hasta que Susana Díaz, puro instinto político, les tendió la celada y cambió de rumbo. A Susana Díaz le incomoda mucho que su nombre o el nombre del Gobierno andaluz aparezca junto al «caso de los ERE». Sabe que es un importante factor de desgaste. En esta estrategia política hay que enmarcar la decisión del Gobierno andaluz de no recurrir el auto de Alaya que pre imputaba a Griñán (primera negación); la no asistencia de Susana Díaz al Pleno de la Cámara en el que se iba a nombrar senador al ex presidente andaluz (el gallo volvió a cantar); y sus palabras de ayer aludiendo a un descontrol previo a que ella llegara al cargo. El fondo, sin embargo, de las palabras de Susana Díaz está cargado de razón. La Junta subvencionó en exceso y sin control. Aunque más que sin control, creó un proceso, nudo principal de la investigación de la juez, para alejar todos los controles, evitando la fiscalización de la Intervención General. Sería plenamente congruente la presidenta andaluza si en los Presupuestos de este año la Junta se hubiera alejado de esta tendencia subvencionadora sin control. Pero, de entrada, la Consejería de Empleo dedica 3,6 millones de euros a los sindicatos bajo el indefinido paraguas de la concertación.
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