Crítica de libros
Lo progre abunda
En la última glaciación, cuando este decrépito opinante cursó el extinto COU, el examen de Selectividad al se están enfrentando los estudiantes andaluces eran competencia de los distritos universitarios: eso fue antes de que en cada pedanía se instalase una universidad a la vera del casino, todas ellas con su legión de catedráticos y su regimiento de doctores dependientes de la Junta... que cogió enseguida la competencia de los exámenes de acceso a los estudios superiores. Hay ámbitos en los que tarda más en operarse el cambio de régimen, o a lo peor jamás se operará, ya que muchos cuadros medios de la administración autonómica siguen sumergidos en ese líquido amniótico que adormece la conciencia crítica –conciencia a secas– llamado pensamiento progre. No pretendería uno, por supuesto, que el texto periodístico propuesto para el análisis de los alumnos dejase de ser de «El País», pues un artículo de este diario, por no buscar otro ejemplo, dañaría irreversiblemente el cerebro de un adolescente. Sí es más raro, sin embargo, que el actual Gobierno regional se haya dejado colar un fragmento de «Los girasoles ciegos», otra de esas prescindibles novelas en la que el autor adoctrina con la mendaz matraca de que doce millones de españoles muy, muy, muy malos sojuzgaron a doce millones de compatriotas muy, muy, muy buenos. Si entrar a valorar la calidad literaria, detalle baladí en un examen de Literatura, tendría un enganche más útil a la actualidad nacional alguna de las descripciones del quehacer del comunismo de inspiración castrista que hace Vargas Llosa en «Lituma en los Andes»: violaciones masivas, muerte por lapidación... No sé, esas prácticas que ayudan a comprender qué clase de cosmovisión defiende uno de estos analfabetos cuando se pone una camiseta con la efigie del Che Guevara.
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