El trípode del domingo

Mes de la Preciosísima Sangre de Cristo

La Sangre de Cristo redimió al hombre de la cautividad del Pecado Original

El mes de mayo es un tiempo que la Iglesia dedica en especial a promover la devoción y veneración a la Virgen María. De igual modo a como el mes de junio es dedicado a promover la devoción y adoración al Sagrado Corazón de Jesús. Menos conocido es, sin embargo, que el mes de julio está dedicado de análoga manera a promover el culto y devoción a la Preciosísima Sangre de Jesucristo. Y que, en particular, durante un tiempo la Iglesia lo celebraba –y con rango de solemnidad– precisamente el primer domingo de julio, que correspondería al día de hoy. El origen de esta devoción se remonta a principios del siglo XIX, en 1809, en momentos muy críticos para la Iglesia, cuyos Estados Pontificios y su capital, Roma, eran invadidos por Napoleón tras la Revolución Francesa. En ese contexto histórico, el sacerdote Gaspar del Búfalo fundó la orden misionera de la «Devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo», que años después encabezaría como tercer superior general el sacerdote Giovanni Merlini, beatificado el pasado 12 de enero por el Papa Francisco. En 1849, la guerra de la «reunificación» italiana obligó al Papa beato Pío IX a exiliarse fuera de Roma en Gaeta, donde coincidió con Merlini, que le propuso instituir una fiesta dedicada a la Preciosísima Sangre si podía regresar a una Roma en paz y a salvo. El Papa así lo hizo e instituyó, unos días antes de acabar la guerra en 1849, la fiesta para el primer domingo de julio. Así estuvo hasta 1914, cuando el Papa san Pío X la estableció para el 1º de julio y veinte años después, Pío XI, en memoria del Jubileo de la Redención en 1934, la elevó al grado de solemnidad. Finalmente, la reforma del calendario litúrgico con posterioridad al Concilio Ecuménico Vaticano II unificó la festividad en honor de la Preciosísima Sangre con la del Corpus, estableciendo la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo–Corpus Christi–como hasta la fecha. También y junto a ella, se estableció una misa votiva en honor de la Preciosa Sangre que se puede celebrar durante todo el mes de julio. La Sangre de Jesucristo, derramada total y voluntariamente durante Su Pasión, por medio de todos los golpes recibidos y la terrible flagelación, para culminar con la crucifixión, tiene un valor incalculable, siendo el precio pagado libremente por Él para obtener la redención de la humanidad cautiva. Redimir es liberar de la esclavitud a un cautivo mediante el pago de su rescate. La Sangre de Cristo redimió al hombre de la cautividad del Pecado Original. Y que le había impedido el acceso al Cielo.