Deportes
«Make noise»
«El hombre americano camina varios decenios por delante, como corresponde a la primera potencia mundial»
El evento deportivo en Estados Unidos es una experiencia –para todo se usa aquí la palabra «experiencia»– que trasciende lo competitivo. Existe más bien un engranaje industrial, puro y bendito consumismo, alrededor de cualquier partido o torneo. La Federación Internacional de Rugby ha modificado el formato del Mundial de «seven», que se ha disputado el fin de semana en San Francisco, para adaptarlo al gusto yanqui. Nada de grupos, eliminatorias secas al mero knock out y quien pierde, se va a la calle; wifi de alta velocidad gratis para toda la concurrencia, así dan ganas de quedarse en el estadio, y una variedad de establecimientos hosteleros –desde licorerías con tequila o champán hasta expendedores de ensaladas– en los que realizar las tres comidas del día y salpicarlas con variados snacks entre horas; la oferta comercial de las galerías, más propias de un centro comercial que de una instalación deportiva; actuaciones musicales en cada parón, así sean de tres minutos; y vistas a esa bahía en la que reinan dos descomunales puentes... Cien dólares de gasto medio por espectador y jornada. Cuando juega el equipo local, da igual que el masculino se juegue el título o que las féminas peleen por posiciones secundarias, la grada ruge espoleada por los videomarcadores: «Make noise», ordena el rótulo, y aquello se enciende como un circo romano. Pero, a pesar de que corre el alcohol a voluntad y las borracheras son de tambalearse, ni una muestra de hostilidad hacia las aficiones foráneas. La policía tiene una presencia poco más que testimonial y uno se acuerda del fútbol europeo, con su seguridad extrema y sus restricciones de venta de bebidas... pues va a ser que no hemos entendido nada. El hombre americano camina varios decenios por delante, como corresponde a la primera potencia mundial.
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