Lucas Haurie
Punto de encuentro
Es cierto que el diario de papel ha perdido toda su vigencia como contenedor de noticias. No es novedad, hace décadas de esto, casi un siglo: desde la irrupción de la radio. Los dispositivos digitales han contribuido, y no decisivamente, a la última reconversión de un sector que si pierde ventas es por la pertinacia en hacer mal las cosas o, como poco, en hacerlas como las hacían nuestros ancestros. Es absurdo pretender enganchar a la clientela con novedades de anteayer pero el periódico entendido como institución sigue siendo un sujeto político imprescindible. La etimología de «informar» nos remite a dar forma, es decir, a moldear en cada edición una cosmovisión con la que el lector se identifique, discrepe o, sencillamente, entienda mejor el magma ruidoso e informe (otra vez) que lo rodea. Es lo que tratamos de hacer en esta casa cuando organizamos esos eventos a través de los cuales difundimos la palabra y con ella, las ideas de nuestros invitados: al vitalista Javier Sierra o al liberal Carlos Rodríguez Braun los trae a Andalucía LA RAZÓN para departir con un auditorio más o menos nutrido pero, sobre todo, para «hablarle» a todos ustedes a cambio de poco más de un euro. ¿Alguien da más por menos? No es casual que esta serie de coloquios se denominen «encuentros». En el periodismo está extendida la certeza de que no hay mayor muestra de debilidad que el autobombo. Puede que sea cierto pero como esta profesión es tan rácana en el elogio, nos tenemos que decir nosotros mismos las cositas.
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