Huelva
Que trabajen los negros
Los datos de la EPA, pésimos en toda España, fueron aterradores en Huelva, la provincia andaluza donde más subió la tasa de desempleo hasta situarse en el 22%. El sector agrícola onubense cerró octubre con 9.215 parados (un quinto del total), lo que supone un incremento del 4,37% con respecto al trimestre anterior. Un contingente nada desdeñable, aunque insuficiente para copar los 10.000 contratos que el Servicio Andaluz de Empleo ha ofertado para la próxima campaña de recogida de la fresa: sólo 180 braceros locales se han inscrito para ir a los tajos, lo que nos deja, una sencilla resta mediante, con 9.035 trabajadores del campo sin empleo que prefieren que quedarse en su casa antes que ir a cosechar fruta. La realidad es que ésta se pudriría en sus árboles de no mediar la labor de jornaleros extranjeros –marroquíes y subsaharianos en gran medida, pero también europeos orientales–, ya que nueve de cada diez desempleados optan por embolsarse la paguita sin dar ni golpe. El abracadabra de las peonadas. Hasta aquí ha traído el PSOE, en cuarenta años de caciquismo desacomplejado, la cultura del subsidio y con esta palanca, también, pretende Vox cimentar su crecimiento, ya que al votante despistado le suena a música celestial la cantinela demagógica de Santiago Abascal cuando exige prevalencia de los nacionales sobre los inmigrantes en la percepción de ayudas. Pues ahí tiene el patriótico líder cómo los extranjeros nos quitan el trabajo: cuadrillas de negros y de polacos deslomándose en el campo mientras los cuatro miembros de una familia autóctona cobran el PER, o como le digan ahora, por el mismo procedimiento por el que él cobraba de la Comunidad de Madrid. Será cierta, pues, la apariencia de que los políticos aquí roban mucho; y lo será porque se parecen a sus administrados.
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