Bruselas
Reclaman un «Brexit» con garantías ambientales
Ecologistas relata a Exteriores tres décadas de conflicto con Gibraltar. La UE ha actuado de mediadora e inspectora, papel en cuestión tras la salida de la Roca
Ecologistas relata a Exteriores tres décadas de conflicto con Gibraltar
La UE ha actuado de mediadora e inspectora, papel en cuestión tras la salida de la Roca
En el área del Campo de Gibraltar se han superpuesto durante años placas tectónicas de descontento fronterizo. La organización Verdemar-Ecologistas en Acción ha remitido un escrito al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación en el que se reflejan algunos de esos focos de malestar para acabar con una petición: «Que en los acuerdos de salida de la Unión Europea (UE) por parte del Reino Unido –el conocido como ‘Brexit’– se salvaguarde la protección de los espacios protegidos existentes» en esa zona, «al menos con el rigor y la planificación actual».
En el documento, fechado el pasado 5 de mayo y consultado por LA RAZÓN, la organización «verde» explica al departamento que dirige Alfonso María Dastis, que acumulan más de tres décadas de denuncia de «actuaciones impactantes» para el medio ambiente «campogibraltareño». «En los últimos años», sostiene en concreto Antonio Muñoz, «la Unión Europea ha actuado de nexo de unión entre la normativa ambiental de ambos lados de la frontera», así como de «mediadora e inspectora del cumplimiento de la misma». En ese punto, los ecologistas condensan en hilera los principales «conflictos» que han mantenido con el Gobierno de la Roca a cuenta de asuntos como el «bunkering –el suministro de combustible de barco a barco en el agua–», una actividad que consideran «muy dañina» y la mayor causa de «aporte de hidrocarburos al mar a nivel mundial»; o «las sucesivas construcciones sobre terrenos ganados al mar» de las que ha dado cuenta a menudo este periódico y que pueden llegar a suponer un impacto «irreversible» en especies autóctonas y en la dinámica del litoral. Y hay más. Informan a Dastis de otros puntos de choque como el hecho de que el Peñón aún no haya transpuesto a su normativa «la reglamentación de obligado cumplimiento» que marcó Bruselas con respecto al atún rojo, por lo que «permite de forma excesiva la pesca deportiva de esta especie» prohibida en España, a pesar de que los pescadores de uno y otro lado comparten espacios. La gestión de los residuos, tanto sólidos como líquidos, las aguas fecales que «hasta hace bien poco se han vertido directamente al mar sin ningún tipo de depuración», según aseveran los ecologistas; también han provocado fricciones, ya que Gibraltar, dicen, incumple los criterios fijados por la Unión Europea en esta materia. Tampoco paran ahí. En el mapa de situación dibujado en el documento enviado a Asuntos Exteriores, Muñoz deja constancia además de que «las emisiones atmosféricas del tráfico marítimo» suponen «el 30 por ciento» del total de las mismas en un Campo de Gibraltar, «muy afectado» por ese tipo de contaminación, con «altos niveles de mortalidad, muy por encima de la media española», critica. De hecho, recuerda que la organización de la que forma parte ha pedido a la UE que el Estrecho sea considerado como «mar cerrado» en el que los buques que transiten por él deban «usar combustibles menos contaminantes» para reducir las emisiones tóxicas, lo que no servirá de nada si la Roca no se adhiere a la medida. Por último, Verdemar señala al Gobierno central la confluencia de Zonas de Especial Conservación (ZEC) existente en torno a las aguas que rodean al Peñón, al solicitarse la declaración de tal tanto por parte de España como del Reino Unido. En ese contexto se materializará el «Brexit», por lo que los ecologistas demandan que en los pactos que le den forma a esa salida se tenga en cuenta el medio ambiente y la legislación europea y española en ese ámbito para que no se ponga en riesgo, entre otros aspectos, «la protección de los valores naturales y paisajísticos» del ZEC nacional e incluso de los británicos.
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