El desafío independentista

Símbolos de la patria

En las celebraciones independentistas en Cataluña se recuerda que el día 1 de octubre de 2017, según estos grupos por abrumadora mayoría, el pueblo catalán, a través de un referéndum, decidió unilateralmente convertirse en una nación independiente, la república de Cataluña. Esto quedó refrendado por mayoría absoluta en el Parlamento. Esta es la lectura que se desprende de los actos que se producen a diario en esa parte de España. A qué estado de delirio colectivo han llegado millones de mujeres y hombres que creen que esto ha sucedido. Estamos en el eterno dilema. ¿Qué fue primero el huevo o la gallina? Lo cierto es que esa gran parte de catalanes no se lanzaron de forma espontánea a la calle y, en una especie de revolución, obligaron a los dirigentes a aceptar las condiciones en las que estamos instalados. Ha sido al contrario. Una parte de la clase dirigente de Cataluña fue la que montó el camino hacia la independencia, aliándose con las fuerzas políticas que en su ideario llevaban esos deseos. Pactaron con los antisistema para que la calle estuviera siempre en una especie de estado de lucha, dotándolos de los medios precisos y arengándolos a que apretaran constantemente en su lucha callejera. Y así hemos llegado a tener que soportar los símbolos de una patria, unidos a una de las historias más importantes de los últimos 500 años, instalada en Europa con pleno derecho y ocupando uno de los primeros puestos entre los países mas democráticos y con una cultura universal. Con todo ello, nuestra bandera es arrojada de los edificios y pisoteada y el himno nacional es abucheado en cualquier acto público. La figura del Rey es vejada constantemente. Ayer aparecía el memorable discurso de Su Majestad por las cloacas. Estos actos están penados por la leyes, pero al parecer todo lo referido es asumible para seguir persiguiendo un diálogo imposible.