Andalucía

Tres estrellas de mar

La Razón
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Es compatible deleitarse con un puchero con su correspondiente pringá el lunes y ponerse hasta las manillas de nigiri de pez mantequilla el martes. Tan cateto, o sea, es quien se extasía ante una espuma de testículo de koala púber sobre un lecho de ceniza de volcán islandés perfumado con petunias como quien, mondadientes en ristre, niega a la gastronomía su importancia como elemento sociocultural de primer orden, con su correspondiente repercusión económica. Ángel León, quien comparte el título honorífico de chef del mar con el francés Alexandre Couillon, ha recibido una tercera estrella Michelin, máxima distinción de la prestigiosa guía que se acaba de conceder por primera vez en Andalucía. La opinión sobre su restaurante en El Puerto de Santa María está sujeta por supuesto al gusto del comensal. Faltaría más. Y su proyección como personaje público, claro que sí, merece el escrutinio crítico a los que se somete cualquier celebridad. Sin embargo, debe quedar fuera de toda discusión la originalidad de su idea, la audacia con la que ha conducido su carrera y la tenacidad que lo ha llevado hasta la cumbre tras recorrer un camino sembrado de obstáculos e incomprensión. ¡Lo escribe uno que jamás comerá en su casa porque no prueba el pescado! Antes de que hubiera lista de espera de meses en Aponiente, Ángel León ya invertía cantidades astronómicas de dinero en su carta, en un ejemplo de apuesta por el factor I+D como existen pocos en la empresa andaluza. No, no es una ocurrencia barata el haber convertido el plancton en un manjar ni servir una sopa lumínica. Oye, y tampoco le pone el buen hombre a nadie una pistola en el pecho para que se deje los cuartos allí. Mejor nos iría en esta malhadada región si, cada uno en lo suyo, hubiese mil como él.