Becas
Uno de cada tres becarios escolares es andaluz
El mayor esfuerzo de la Junta en ayudas para las etapas de educación obligatoria y no universitaria y la aportación estatal la convierten en objetivo prioritario, con 314 millones de desembolso
El mayor esfuerzo de la Junta en ayudas para las etapas de educación obligatoria y no universitaria y la aportación estatal la convierten en objetivo prioritario, con 314 millones de desembolso
Tener una beca para estudiar es más fácil en Andalucía que en el resto de España. Eso permiten concluir al menos los datos publicados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Consejería del ramo. La nuestra es la comunidad a la que más fondos estatales llegan, pero también porque el andaluz es el gobierno autonómico que más dinero reserva a ese fin. Los escolares recibieron 314 millones de euros para cursar la educación obligatoria y las no universitarias, como Formación Profesional y Bachillerato en el curso 2014/15, el último cuya ejecución definitiva se ha cerrado. Esto supone que uno de cada tres euros de ayudas a nivel nacional tienen como destinataria nuestra comunidad, el resto se reparten 945 millones de euros.
El aumento de las ayudas se explica también por el empeoramiento de la situación económica de las familias, permitiéndoles acceder a ellas al cumplir el requisito respecto a la renta, que es básicamente el que prima.
Por enseñanzas, las obligatorias, Infantil y Especial suponen un desembolso de 119 millones, de los que la práctica totalidad las aportó la Junta –cien millones–. Las becas más cuantiosas se destinan a las etapas post-obligatorias. En total, en el citado curso fueron 195 millones de euros. En este caso, es el Estado el que aporta la mayoría de los fondos, 150 millones, según las estadísticas publicadas por el Ministerio.
Si se analizan los datos por administraciones, la Junta de Andalucía es la que más becas proporciona a sus estudiantes. Los 1,8 millones de escolares andaluces se reparten 145 millones de la consejería, que aumentó la dotación hasta duplicarla entre 2013 y 2015, el último ejercicio del que ha publicado recientemente el gasto ejecutado. El resto de las comunidades autónomas gastan entre todas 237 millones de euros.
En cuanto a la aportación del Gobierno central, Andalucía es también la que más financiación recibe para sufragar ayudas al estudio. Los casi 170 millones de euros que se consignaron en ese curso suponen el 30% de la aportación en toda España. La cuantía económica abarca ayudas al transporte, al comedor escolar, residencia o libros de texto -nuestra región fue pionera en imponer la gratuidad total en ESO y Primaria, con una inversión de 91 millones en el curso pasado–. Incluye además subvenciones para cursar una lengua extranjera o para alumnos con necesidades educativas especiales.
En el ámbito universitario, el peso de las becas no es tan acusado. En el mismo curso, los beneficiarios andaluces supusieron el 24%, pese al endurecimiento de los requisitos. El Estado concedió ayudas por un importe de 231 millones frente a los 965 consignados ese año para toda España.
Distorsión entre previsión y gasto real
El presupuesto liquidado es la guía para corroborar si los compromisos económicos de la Junta se han cumplido. Para el ejercicio 2015, la Consejería de Educación preveía invertir 6.021 millones, ya excluidos los 127 millones correspondientes a los departamentos de Cultura y Deporte, entonces adheridos. El departamento de Adelaida de la Calle publicó recientemente ese dato: 5.789 millones de euros fue lo finalmente invertido. La diferencia entre presupuestado y ejecutado fue de 232 millones. Educación suele justificar el desfase por la inclusión de las partidas para los cursos de formación, congeladas por su paralización –recogía 327 millones–. Más allá de esa discrepancia, las cuentas evidencian que se han recortado sensiblemente los programas transversales que desarrollaban el resto de consejerías en colegios e institutos. Programas de igualdad, para fomentar la alimentación responsable o ciclos formativos especializados han visto caer su presupuesto. Si se compara con 2012, cuando los mayores recortes comenzaron a hacerse patentes, se invirtieron 225 millones menos (239 frente a 14 en 2015). En ese año, la aportación para becas fue de 150 millones.
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