Política

Castilla y León

Herrera coge el toro por los cuernos y exige a Vestas un plan de viabilidad

El presidente reclama la paralización del ERE que afecta a 370 trabajadores, tras un encuentro con la ministra de Industria y el comité de empresa

Herrera se reúne con el comité de empresa junto a la ministra Reyes Maroto
Herrera se reúne con el comité de empresa junto a la ministra Reyes Marotolarazon

«No es aceptable que una empresa puntera a nivel mundial que ha recibido más de doce millones de euros de ayudas del Gobierno de España y del autonómico decida cesar su actividad, sin haber mantenido una reunión previa con las administraciones».

Se puede decir más alto pero no más claro. Juan Vicente Herrera coge el toro por los cuernos de un problema que no se esperaban, y planta cara a la multinacional danesa Vestas por el anuncio del cierre de la planta que tiene en la localidad leonesa de Villandagos del Páramo, y que deja a casi cuatrocientas familias en la calle y más de dos mil empleos indirectos en el aire.

El presidente de la Junta condena la «deslealtad» de Vestas, ya que, además, según explicaba la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, la multinacional ha esperado a que finalizara el plazo de reclamaciones de las ayudas públicas que recibió para anunciar el cierre de la factoría.

Juan Vicente Herrera ha pedido a la dirección de empresa una reunión urgente junto con el Gobierno de España para buscar una solución a este conflicto laboral, y reclama a la compañía que, hasta que ésta se celebre, al menos paralice el ERE de extinción planteado, cuyo plazo de ejecución es de un mes a partir de este viernes.

Herrera asegura que luchará hasta el final y hasta donde pueda en defensa del empleo y de la planta y demanda a la dirección de empresa una plan de viabilidad que reoriente la actividad empresarial hacia lo que demanda el mercado. En este sentido, el presidente traslada a Vestas la intención de su Gobierno de ayudarles en todo lo que les sea posible para evitar que deslocalicen la factoría de Villadangos del Páramos y lleven la producción a países con mano de obra más barata

Paralelamente, Del Olmo avanzaba que van a abrir vías de negociación con Europa, a través de los eurodiputados de Castilla y León para que éstos conozcan la situación de Vestas y explicarles su decisión de deslocalizar su producción en la provincia de León a países más competitivos.

La ministra de Industria, Reyes Maroto, presente en la reunión celebrada en Valladolid con los representantes, tendía la mano a Vestas para ayudarla a mejorar su competitividad perdida a través de la apuesta del Gobieno Sánchez por las energías renovables.

Un mazazo

El presidente del comité de empresa de Vestas, Juan Francisco García Cabezas, por su parte, reconocía ayer que el anuncio del cierre ha supuesto un «mazazo» para los trabajadores y sus familias, pero también para la provincia leonesa, que no esperaban a pesar de que la conflicitividad laboral iba en aumento, y que responde únicamente a intereses económicos valorados desde la multinacional en cien millones de euros que supondría de ahorro llevarse la producción de León a China o la India

Si bien, aseguraba sentirse más optimista tras el encuentro con los miembros de la Junta y del Gobierno de España, y afirmaba que están con ganas de pelear y que llegarán hasta donde haga falta en defensa de su empleo y de su futuro.

En este sentido, cabe señalar que un grupo de trabajadores ha acampado a las puertas de la factoría en la localidad leonesa de Villadangos del Páramo en señal de protesta por el cierre anunciado y como medida de presión que van a mantener hasta que la situación se revierta y la multinacional garantice la viabilidad de la empresa. Los trabajadores han asegurado que seguirán ahí concentrados para «mantener vigilada» la planta y evitar la salida de material o máquinas de la misma.

De la gran ilusión a la tremenda decepción

Con diez millones de euros de inversión para generar 150 puestos de trabajo, Vestas comenzaba a funcionar en Villdangos del Páramo en el año 2006, cuando aún no se atisbaba la crisis económica que vino después. Un proyecto que generó una ilusión enorme en Castilla y León y en la provincia leonesa y que se vendió como la fábrica del futuro. Algo que ahora, doce años después, se ha convertido en una tremenda decepción y en una catástrofe para esta zona de la provincia, puesto que más de dos mil familias viven de forma directa o indirecta de esta empresa. Así lo asegura a Ical Pablo Martínez, trabajador de Vestas desde 2008, de 32 años, casado y con un niño de dos, quien, pese a todo, quiere ser optimista y pensar que la situación puede revertirse.