La gastronomía vallisoletana seduce a «Madrid Fusión»

Valladolid está aprovechando al máximo su presencia como invitada en Madrid Fusión, la feria gastronómica más importante del mundo. Y es que los pinchos y las tapas seña de identidad de la capital vallisoletana desde que organiza hace ya más de diez años el Campeonato Nacional, están seduciendo a la vista pero también y sobre todo a los paladares más exigentes que pasan estos días por el certamen.

Valladolid se ha presentado con dos tapas estrella como son el ravioli de setas con soja, elaborado por la cocinera Palmira Soler del resturante Cinco Gustos, y el escabeche de gallina con emulsión de jalapeños, del cocinero del restaurante Trasto, Teo Ródriguez. Además, la ciudad Valladolid, como ciudad protagonista de Madrid Fusión, cuenta también con un mostrador en el que se ofrecen demostraciones prácticas y clases maestras sobre cómo elaborar diversas tapas que luego los asistentes degustan.

«Aunque sabemos que podemos mejorar y que tenemos margen por dlante, estamos demostrando que somos una capital gastronómica de primera», destacaba la concejal de Cultura y Turismo, Ana Redondo, quien no se olvidaba tampoco de los vinos de esta tierra, que presume de tener hasta cinco denominaciones de origen.

La edil reafirmaba la apuesta del Ayuntamiento de Valladolid por una turismo gastronómico y vitivinícola, «que busca más la calidad que por la cantidad».

«La gastronomía es una apuesta -continuaba- por la especificidad y autenticidad Valladolid que pretende atraer al turista que viaja por el placer de disfrutar y encontrar nuevos sabores, como complemento perfecto para cualquier otro tipo de turismo, ya sea el cultural, el de naturaleza o el religioso».

La segunda jornada de Madrid Fusión tenía también como protagonista a otro de los productos estrella y de la gastronomía castellano y leonesa, y de mayor cotización en el mundo: la trufa negra de Soria. Como cada año en esta Feria, la Diputación Provincial celebraba su tradicional subasta de dos ejemplares de este codiciado manjar, donados por la Asociación de Truficultores de Soria y la Asociación Forestal de Soria. Por ambas trufas se han logrado recaudar 9.100 euros, que se destinarán a la Fundación Guanella, que atiende en Colombia a 130 niños y jóvenes con discapacidad auditiva, cognitiva, y con parálisis cerebral.

La primera, de 450 gramos, la compró el cocinero italiano Andrea Tumbarello, del restaurante madrileño «Don Giovanni», y la segunda, de 250 gramos, fue a parar a un grupo de hosteleros riojanos (Ignacio Echapresto, de Venta de Moncalvillo; Fernando Saénz, de Heladería Las Heras; Francis Paniego, de Echaurren de Ezcaray; Lorenzo Cañas, de La Merced; e Iñaki Carolina, del restaurante Ikaro, que pagaron 4.000 euros por ella tras pujar de forma conjunta. Todos ellos aseguraron que aprovecharán la trufa para elaborar diversos platos que se servirán a su vez en una cena benéfica en Logroño a beneficio de Cocina Económica, un comedor social centenario.