Castilla y León
La Junta ultima su plan para hacer de la Comunidad destino culinario mundial
Castilla y León abre su despensa al turista con una apuesta por sus productos de calidad
VALLADOLID– Castilla y León tendrá este mismo mes un Plan Estratégico de Turismo Gastronómico. Una iniciativa que tiene por objeto situar a la Comunidad en el mapa culinario mundial, en el que, no obstante, se sigue colando de la mano de productos que han conquistado mercados en los cinco continentes, como el vinícola o el chacinero.
Si bien, a esa proyección internacional en la que se ha venido trabajando de forma especialmente intensa durante la última década, se quiere agregar la 'degustación in situ'. La atracción del turista a los lugares en que se produce o se sitúan los alimentos autóctonos, porque el potencial de la Comunidad en este campo es comparable al de pocas.
De manera que reforzar esa llegada de visitantes para acercarlos a la gastronomía -«un recurso vivo que aporta un gran valor a Castilla y León», en palabras de la consejera de Cultura y Turismo, Alicia García-, será un objetivo básico, en los próximos años, para la Junta, que ha focalizado su apuesta en el enoturismo, pero que en este 2013 ha impulsado iniciativas transversales como los Restaurantes de la Tierra-Tierra de Sabor, a los que se pretende añadir la figura del Hotel Gastronómico, especializado en un 'target' concreto, el de esos amantes de la buena mesa.
Por ello, una de las líneas de trabajo del Plan Estratégico de Turismo Gastronómico incidirá en el avance formativo entre cocineros, profesionales de la restauración y también en los responsables de alojamientos, en particular en el medio rural.
Tres de cada cuatro prueba
Y es que, Castilla y León, dada su extensión y variedad territorial y la calidad de sus producciones, cuenta con una de las despensas más ricas de España. Prueba de ello es que, casi tres de cada cuatro viajeros que acudieron a Castilla y León entre mayo y diciembre del pasado ejercicio, se quedaron a comer en algún restaurante de la Comunidad, en buena parte de los casos productos de cada zona, dando una valoración de ocho sobre diez.
Sólo en esos ocho meses la caja que se hizo, en gasto turístico vinculado a la restauración, supuso más de 300 millones de euros.
La cocina, con productos emblemáticos como el cochinillo, el chuletón, el lechazo, los judiones o la trufa, necesita poca publicidad para muchos viajeros españoles. Si bien, se pretende encauzar paquetes internacionales en los que, a la riqueza culinaria -que constituye «una motivación de viaje en sí misma», en palabras de Alicia García-, se agregen otras oportunidades como la visita a espacios naturales o a los bienes Patrimonio de la Humanidad, entre otras posibilidades.
Castilla y León cuenta con 58 figuras de calidad alimentarias -más de una docena de ellas en torno al vino- y unos 5.000 restaurantes en las nueve provincias. Asimismo, bajo el paraguas de la marca de garantía «Tierra de Sabor» ya se sitúan más de 4.000 productos. De hecho, la alianza turismo-agricultura representa una quinta parte del Producto Interior Bruto total castellano y leonés, por lo que parece básico que ambos sectores unan fuerzas, ya que han sido los únicos que han soportado sin grandes caídas los seis años largos de la crisis.
Liderazgo sin fisuras en el turismo rural
Pese a la caída registrada en 2012 en lo que a viajeros y pernoctaciones se refiere, Castilla y León sigue siendo líder del turismo rural en España. Durante el último año (entre junio del pasado y mayo del presente), según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística, acudieron a esos espacios 560.741 personas, o lo que es lo mismo, casi uno de cada cuatro usuarios en España pisó Castilla y León para descansar en un establecimiento de turismo rural. En este ámbito, la asignatura pendiente sigue siendo el turista extranjero.
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