Castilla y León
Los trabajadores de Garoña, «hartos de demagogia política»
Representantes de los sindicatos muestran su frustración al término del pleno de las Cortes en el que se rechazó la propuesta del PSOE de cerrar la central
Frustrados y hartos de la «demagogia» de los políticos, y con la incertidumbre de no saber cual será el futuro de Garoña.
Frustrados y hartos de la «demagogia» de los políticos, y con la incertidumbre de no saber cual será el futuro de Garoña.
Así se sienten en estos momentos los representantes de los trabajadores de la central nuclear burgalesa, pertenecientes a los sindicatos UGT, USO, Atype y Alog, que ayer siguieron expectantes en la tribuna de invitados del hemiciclo de las Cortes, una propuesta socialista que pedía el cierre definitivo por motivos de seguridad e inviabilidad. «Parece que cada partido usa los argumentos que le vienen bien en función de sus intereses», señala a Efe el «ugetista» Pedro San Millán. Igualmente, los miembros del comité de empresa de Garoña reprochan al PSOE que haya estado diciendo que solo hay 130 personas trabajando en la central actualmente cuando son más de cuatrocientos, entre los 241 fijos y los que trabajan para otras empresas subcontratadas.
Lo único que tienen claro en estos momentos es que la decisión final de la continuidad o no de Garoña dependerá de Endesa e Iberdrola, propietarias de la central, y que llevan los cuatro años que lleva parada la central trabajando para dar viabilidad y seguridad a la central nuclear para que, pase lo que pase con Garoña, el trabajo allí realizado este tiempo pueda servir para otras instalaciones en España.
Empate en la votación
Respecto al debate parlamentario, quedó claro también que el PP se ha quedado solo en su apuesta por reabrir la central.
La propuesta socialista, que reclamaba a la Junta que trasladara al Gobierno el «no» de Castilla y León a que se conceda el permiso de reapertura de la planta, además de un plan de dinamización para a zona y un pacto de Estado por la energía, no llegó a buen término tras empatar a 42 gracias a los votos del PP por un lado y los de la oposición, que se unió en bloque, por el otro, y que se resuelve con el rechazo a la iniciativa según el Reglamento del parlamento autonómico.
«La central debe cerrarse por seguridad, porque hay que apostar por las energías renovables y porque ha cumplido su vida útil», decía la procuradora socialista, Virginia Jiménez, mientras acusaba al PP de defender la continuidad de la central a la vez que negocia con el PNV su cierre a cambio de su apoyo a los presupuestos generales del Estado. Al respecto, el secretario regional del PSOE, Luis Tudanca, aseguraba ayer que al PP no le importa La Merindades y afirmaba, convencido, que la central «ni reabrirá ni habrá plan alternativo». Desde el PP, la procuradora Irene Cortés, defendía el trabajo realizado por el Consejo de Seguridad Nuclear como garantía de futuro, echaba en cara a los socialistas que estén cercenando el futuro de un millar de familias «que son su vecinos», y lanzaba un mensaje de tranquilidad a los trabajadores: «Seguiremos velando por vuestro trabajo».
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