Literatura

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Luis Miguel de Dios da voz a los anhelos y sentires de las gentes de los pueblos

El ilustre periodista zamorano reivindica la sabiduría de lo rural en los doce relatos de «El llanto del trigo»

El periodista Luis Miguel de Dios, dará la lección magistral de la jornada
El periodista Luis Miguel de Dios, dará la lección magistral de la jornadalarazon

El ilustre periodista zamorano reivindica la sabiduría de lo rural en los doce relatos de «El llanto del trigo».

Resignación, olvido, nostalgia. Pero también un atisbo de esperanza. Son denominadores comunes de los personajes que pululan por las páginas de «El llanto del trigo», el debut literario del periodista Luis Miguel de Dios, y donde ahonda sobre los anhelos y sentires de las gentes de los pequeños pueblos de Castilla y León. «El título refleja con esas dos palabras lo que el lector se va a encontrar a lo largo del libro», señala en una entrevista a LA RAZÓN.

«El trigo refleja el símbolo de la llanura y el llanto por que la mayor parte de las cosas que se cuentan en estas páginas son cuentos marcados por un hilo común que es el pueblo y las cosas tristes que en las últimas décadas acontecen allí», confiesa este zamorano criado en uno de esos pequeños municipios, concretamente Guarrate, y que también vive los efectos de la una despoblación que parece irreversible.

Tristeza, envejecimiento, pocos niños, un futuro muy incierto y a la vez que agónico que se reflejan en personajes como el emigrante que vuelve a la tierra que le vio nacer, un agricultor agobiado por los trámites y la tecnología que debe de hacer, o la soledad que vive una muchacha que tuvo que emigrar a la ciudad para trabajar de sirvienta.

Doce cuentos, que según De Dios, «tienen una base real. El paisaje es identificable», y confiesa que sigue las normas del «maestro» Delibes, al señalar que en cada historia debe haber «un hombre, un paisaje y una pasión». «El hombre y el paisaje es de aquí, de esta vieja Castilla y León y la pasión son historias, anécdotas, vicisitudes que han ocurrido o podían haber ocurrido perfectamente».

De lo que no tiene duda, Luis Miguel de Dios, es que «se puede vivir en los pueblos» y asegura que al mundo rural le ha hecho más daño «más que los problemas económicos», palabras como «cateto o garrulo», por que la gente que se ha marchado de allí se iba a las grandes capitales se «avergonzaban de su procedencia», y eso les hacía perder esa vinculación con sus orígenes.

A lo largo de estos cuentos, De Dios también ha recuperado aquellas palabras olvidadas que se usaban en estas pequeñas localidades de campo y que ya sólo recuerdan los vecinos más mayores y hace hincapié en los nombres de los personajes y en los motes, algo «típico» y corriente en los pueblos. «Los motes son un auténtico editorial. Hay gente que era analfabeta pero veían a un tío y se lo clavaban. Y era tal cual».

Luis Miguel de Dios también resalta que de esos pueblos de antaño «aún quedan bastante cosas, aunque otras, lamentablemente se han perdido. Ahora hablo con los agricultotes que quedan allí y de las labores que realizaba yo en el campo no hacen nada. Palabras y oficios que se han perdido»., lamenta.

Un primer libro que dará paso a otros más, señala, «por que ahora, al dejar de lado el periodismo, he encontrado el reposo necesario para escribir».