Semana Santa
Ricardo Blázquez denuncia el horror de los perseguidos, martirizados y descartados
El cardenal arzobispo de Valladolid celebra la Misa Crismal coincidente con su 75 aniversario.
El cardenal arzobispo de Valladolid celebra la Misa Crismal coincidente con su 75 aniversario.
El cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, cumplió ayer, Jueves Santo, 75 años. La edad de «jubilación» como obispo, según las leyes de la Iglesia católica y en la que debe presentar al Papa Francisco su renuncia los cargos pastorales que ostenta.
Monseñor Blázquez celebraba su aniversario presidiendo en una abarrotada Catedral de Valladolid la Misa Crismal -que da paso en Valladolid a los días del Triduo Pascual-, en compañía de todos los presbíteros de la Archidiócesis, mediante una homilía, además, con alto contenido social.
En su intervención, el también presidente de los obispos españoles denunciaba el horror que están padeciendo en el mundo los perseguidos y discriminados, los empobrecidos y descartados de la sociedad, los tirados en las cunetas de la vida, y los desplazados por la guerra y los refugiados. «Hay muchas personas con el corazón desgarrado que al final de su aventura se encuentran solos, lejos, hundidos, sin libertad y sin futuro», decía el religioso abulense en esta ceremonia en la que se manifiesta la unidad e la iglesia local, pero también la diversidad de ministerios que giran alrededor del obispo y de la Sagrada Eucaristía.
Escuchar a las personas
Durante la Misa, que servía asimismo para que todos los sacerdotes presentes renovaran sus promesas, el cardenal tenía un amplio apartado en su discurso para dirigirse a todos ellos, pero también a los seminaristas presentes, a los que animaba a trabajar con alegría y esperanza las vocaciones, y a que escuchen a las personas y hagan un esfuerzo para comprender sus senderos.
«Ya no basta con enseñar y repetir las enseñanzas de la Iglesia; hace falta escuchar detenidamente a las personas porque el diálogo es el método pastoral más adecuado para el discernimiento», apuntaba el arzobispo.
Monseñor Blázquez finalizaba su homilía animando a todos a celebrar estos días de Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo «como la mejor forma de reposar nuestros cansancios y para rehacer nuestras fuerzas y regenerar nuestras esperanzas», e insistiendo a los cristianos en la importancia de que no tengan miedo a pronunciar la palabra Dios y decir que son creyentes, pero también invitándoles a que anuncien y testifiquen de la cercanía de nuestro Señor.
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