Exposición

Atentamente, Joan Ponç

Un libro recoge las cartas que el artista envió a Brossa, Tàpies, Foix, Perucho o Palau i Fabre

«Mago», cuadro de Joan Ponç en el Mnac
«Mago», cuadro de Joan Ponç en el Mnaclarazon

Un libro recoge las cartas que el artista envió a Brossa, Tàpies, Foix, Perucho o Palau i Fabre.

Edicions Poncianes hace tiempo que se dedica a potenciar el estudio de la vida y la obra de Joan Ponç, uno de los artistas catalanes más importantes de su tiempo. Él representa la imagen más mágica y onírica del grupo artístico Dau al Set, un creador curioso por cuanto le rodea y con ganas de transmitir sus intereses a sus amigos.

Eso es lo que se constata en el volumen que acaba de publicar Edicions Poncianes. Se trata de «Quadern de correspondències» donde puede leerse una selección de cartas escritas entre 1948 y 1984, bajo el cuidado de Pilar Parcerisas. Quien se adentre en este libro encontrará misivas remitidas a Xavier Corberó, Joan Brossa, Modest Cuixart, Antoni Tàpies, J.V. Foix, Joan Perucho, Josep Palau i Fabre, Sebastià Gasch, Arnau Puig, José Corredor-Matheos, Salvador Riera, Cesáreo Rodríguez Aguilera, René Metras y Joan-Josep Tharrats.

Es un Ponç divertido y sincero, que se comunica elaborando geniales jeroglíficos con los que atrapar al receptor de la carta. Son textos, hasta ahora inéditos en su mayoría, con numerosas pistas fundamentales para todo aquel que quiera abordar la nada fácil empresa de escribir la biografía de Ponç.

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en un texto fundamental, una carta de 1965 dirigida a Modest Cuixart y en la que encontramos su versión sobre el final de Dau al Set. «Junts amb altres companys privilegiats vem formar un nombre sagrat: 7. ¿Qui va “carregar” el dau? Vaig pensar que fos la nostra joventut, més la persistència en les falses actituds em fa sentir l’angoixa de veure que ara a pesar de tenir el cap net es continua jugant burt. Responc la teva pregunta: Sí, recordo el pacte sagrat de dividir la beca entre tots tres, cas que tan sols ens en concedissin una. Així va ésser necessari posar-la en un nom d’un sol de nosaltres i havent elegit a Antoni Tàpies vaig dir-te: Desconfio. Em quedo. Et dono la meva part».

Joan Ponç aparece con una profundidad conmovedora en estos manuscritos que sorprenden por su inusitada sinceridad. Es lo que pasa, por ejemplo, al leer un texto recibido por el escritor Joan Perucho en 1964: «El destí, cada dia, cada instant, m’allunya més dels altres. Tempto compensar-ho amb un apropament a les coses, però res substitueix el calor humà».