Arte, Cultura y Espectáculos
Barcelona, ciudad bombardeada
El 17 de marzo de 1938 fue uno de los días más tristes de la historia de Barcelona. 47 aviones clase Savoia S-79, pilotados por soldados italianos a las órdenes de Mussolini, bombardearon la ciudad, dejando una estampa de horror y caos que marcó las vidas de muchas personas. Murieron cerca de mil personas en una fatídica mañana que vio cómo quedaba arrasado el cruce entre Balmes y Gran Vía. El objetivo era crear el caos. Eso lo consiguieron, pero el espíritu de resistencia de los barceloneses no se perdió aquel día y todavía perdura.
El dramaturgo Pere Riera lleva a la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) esa efeméride a través de una familia y muestra cómo la guerra puede trastocar todo lo que uno cree y lo que uno es, a veces para afianzarlo después con más fuerza y otras para que nada sea nunca como antes. La macrohistoria se filtra así en la microhistoria para un drama coral y lleno de emociones encontradas. «La pulsión de la vida es más radical cuanto más cerca está la muerte y quería mostrarlo a través de esta familia, cada uno representante de un modo particular de entender lo que está sucediendo», afirma Riera.
La obra está protagonizada por Emma Vilarassau yMiriam Iscla, dos amigas que se reencuentran en su madurez. Junto a ellas, Anna Moliner, Jordi Banacolocha, Pep Planas, Pepa López, Carlos Cuevas y Joan Carreras, quienes dan vida a la familia Vila, ejemplo de un núcelo familiar dividido por el caos de la guerra y su deriva política.
El montaje, que estará en la cartelera desde el miércoles y hasta el 22 de junio, no intenta ser un documental histórico, y mucho menos un panfleto político, sino una singular aproximación al alma humana en tiempos extremos. Repartido en tres actos, el espectáculo transcurre durante una sola jornada, en la que, además del estruendo de las bombas, los personajes tratan de aislarse y evadirse con bailes, canciones, toques de humor y sarcasmo, un «contrapunto» que refleja la necesidad de seguir viviendo.
Interiores burgueses
La puesta en escena nos introduce en la casa de los Vila, típica casa de la burguesía acomodada. La apariencia de normalidad se irá trasformando en extrañeza a medida que la sensación de angustia ante los bombardeos aumente, por mucho que intenten disimular o mirar a otro lado. Y en cada frase, en cada réplica, ecos constantes a lo que sucede hoy día. «El impulso para escribir "Barcelona"fue el contexto actual. De crisis como la que sufrimos hoy día pueden crecer conflictos todavía más grandes», asegura Riera, que cierra el gran año de los creadores catalanes en la Sala Gran.
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