Cerca de 900 personas sin techo encaran el reto del invierno

El centro de acogida municipal, que cubre las necesidades básicas, sólo tiene 75 plazas

Fin. Se terminó el veranillo de San Martín. Y esas temperaturas tan agradables que permiten ir en manga corta un 19 de noviembre a las cuatro de la tarde; y comer en la terraza del restaurante; y disfrutar de la puesta de sol en lo alto del Turó de la Rovira; y pasar el domingo cogiendo «bolets». Esas actividades típicas del «veroño» –esa amalgama de verano y otoño caracterizada por su benignidad climática–, que, a partir de ayer, se empezaron a sustituir por planes de película, sofá y manta. Y palomitas.

El invierno ha llegado de golpe. La fuerte bajada de las temperaturas en la madrugada de ayer se encargó de avisarlo. Para la mayoría, este clima, apenas supone mayor inconveniente que el de vestirse con más capas que una cebolla y el típico mareo por viajar en metro en hora punta y tan abrigado. Suerte que a esa mayoría le espera a final del día un tazón de sopa humeante, una ducha bien caliente y la casa a más de 20 grados – eso sí, poder tener la calefacción encendida es suerte doble–.

Pero existen alrededor de 3.000 personas en Barcelona y más de 11.500 en Cataluña, que cenarán caliente sólo si esperan una larga cola y consiguen llegar antes de que el comedor cierre. Y que dormirán bajo un techo, en una cama arropados,sólo si las entidades sociales municipales, como la Red de Atención a Personas sin Hogar, y onegés como la Fundació Arrels disponen de plazas suficientes.

Con este frío imprevisto, ayer el Ayuntamiento activó el dispositivo de acogida nocturna para las personas que duermen en la calle. Ha adelantado, así, unos días la fecha habitual de funcionamiento, el uno de diciembre, y también el emplazamiento. Este año, los 75 que caben, dormirán en el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB), en la calle Llacuna número 5, porque el situado en la calle Dos de Maig, está en obras. Los Servicios de Emergencias, sin embargo, no saldrán a la calle para recoger a las personas sin techo hasta que la ciudad no esté por debajo de los cero grados.

En concreto, en Barcelona existen 3.000 personas que no tienen hogar. De ellas, 900 duermen directamente en la calle, 600 en asentamientos irregulares y el resto depende de los recursos públicos y privados para pasar la noche, según la Red de Atención a Personas sin Hogar.

Hay que tener en cuenta que una persona no acaba en la calle de un día para otro y que los motivos son variados. El INE destaca que el 45% de los casos de debe a motivos laborales, el 26% por no poder hacer frente al pago del alojamiemto y el 21% por la separación de la pareja. El perfil de las personas que sufren esta situación en nuestro país, es el de un hombre de una media de 42 años, nacionalidad española, con hijos y estudios secundarios.