Cataluña

CiU se disolverá si Unió no asume la independencia como objetivo el 27-S

El presidente catalán, Artur Mas
El presidente catalán, Artur Maslarazon

CDC aprovecha la división de UDC para lanzar un ultimátum al partido de Duran Lleida.

Unió Democràtica y CiU en su conjunto es desde ayer un proyecto en el alambre. El riesgo de una escisión planea sobre la histórica formación catalanista de UDC y sobre la federación de CiU, aunque nadie se atreve a mencionar el cisma. Lo cierto, sin embargo, es que las decisiones del comité de gobierno de Unió, dirigido por Josep Antoni Duran Lleida, ya no incumben al sector independentista del partido, envalentonado tras obtener el respaldo del 46,7 por ciento de la militancia en la votación celebrada el pasado domingo sobre la hoja de ruta que debe seguirse en Cataluña. Aunque la dirección de Unió obtuvo el aval de sus afliliados con el 50,3 por ciento de los votos y, por tanto, se siente plenamente legitimada para seguir adelante con su plan, que no es otro que rebajar la estrategia soberanista de Artur Mas, los críticos anunciaron ayer que seguirán su propio camino y abrirán conversaciones con ERC, ANC y Òmnium Cultural en busca de una síntesis sobre el camino hacia la secesión.

Al término de la larga reunión del comité de gobierno de Unió, el secretario general, Ramon Espadaler, subrayó que su intención es negociar únicamente con su socio de federación, Convergència Democràtica, con el objetivo de sellar un programa electoral conjunto para acudir de la mano a las elecciones catalanas.

La respuesta de CDC no se hizo esperar y se produjo en forma de ultimátum. Tras una reunión entre las direcciones de Unió y Convergència, el coordinador general de CDC, Josep Rull, se pronunció con toda claridad. Los convergentes acudirán a las elecciones del 27-S con un programa claro y explícito a favor de la independencia, algo que es «innegociable». En consecuencia, Convergència exigió a Unió que se pronuncie «con carácter inminente» sobre si quiere concurrir conjuntamente a las elecciones. No habrá matices por parte de CDC, satisfecha porque al menos pescará para su proyecto a la mitad de Unió.

Nada hace sospechar que Duran Lleida vaya a asumir el trágala de CDC, puesto que el dirigente de Unió nunca se ha definido como independentista y, de hecho, evitó incluir la secesión en la hoja de ruta trazada y avalada por la militancia. Así las cosas, sólo se vislumbran dos opciones. La primera es que Duran dé un paso atrás para permitir que Unió pueda sumarse al proyecto independentista. La segunda es que Unió rompa con CDC y vaya a las elecciones del 27-S por su cuenta y riesgo. La tercera, invisible ahora, sería una pirueta política.

El siguiente paso será trasladar el resultado de la votación democristiana a la ejecutiva conjunta de CiU para ver si es posible encajar una posición en la que ni siquiera se mienta la palabra «independencia» en un plan que no descarta declarar la secesión unilateralmente.