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CiU y ERC chocan sobre convocar una consulta unilateral
A medida que avanza el camino hacia la consulta, que según el acuerdo de legislatura entre CiU y ERC debería celebrarse en 2014, el debate sobre el derecho a decidir no hace más que sumar discrepancias entre socios, compañeros de partido y coaliciones políticas. Una semana después de que UPyD dejara en evidencia, por segunda vez en el Congreso, la coalición entre PSC y PSOE con una moción en contra del derecho a decidir, la CUP puso ayer a prueba en el Parlament cuán fuerte es el compromiso de CiU y ERC con la consulta soberanista.
Esquerra no tiene líneas rojas. Respalda la convocatoria unilateral de la consulta soberanista aunque no tenga el beneplácito del Estado. CiU no. Aunque Artur Mas afirmara un día antes que el referéndum de autodeterminación se hará con o sin permiso del Gobierno de Mariano Rajoy, su límite es la legalidad. En caso de que el Estado descarte una consulta acordada, confía en utilizar la ley catalana de consultas, que el Parlament catalán aprobará en las próximas semanas, para convocar el referéndum. No contempla ir más allá.
Una moción de la CUP que instaba al gobierno catalán a «promover un referéndum de forma unilateral, habilitando todos los mecanismos al alcance para hacerlo posible, en el caso de que se constate el bloqueo del Estado a dejar votar al pueblo catalán para decidir su futuro», puso en evidencia la alianza de CiU y ERC e hizo tambalear al bloque de fuerzas favorables al derecho a decidir –CiU, ERC, ICV, CUP y PSC–.
Esquerra e ICV apoyaron la moción de la CUP. CiU votó en contra, alegando que «ahora no toca», la frase más famosa de Jordi Pujol, con la que se acostumbró a despachar los temas que le incomodaban.
El diputado de CiU, David Bonvehí, fue más explícito que el ex president de la Generalitat. Argumentó que la federación nacionalista votó en contra porque la idea de convocar una consulta sin permiso del Estado no respeta la actual hoja de ruta y haría un flaco favor al proceso político. Pese a votar distinto a ERC, lanzó un guiño a su socio y al votante soberanista, cuando añadió que CiU se sentía cómoda con la moción, pero que no quería desmarcarse con la hoja de ruta dibujada.
La secretaria general de ERC, Marta Rovira, restó importancia a la polémica. Defendió que «no pasa absolutamente nada» por que CiU y ERC voten diferente en el Parlament, aunque lo cierto es que hasta la fecha habían ido de la mano en el 98 por ciento de las votaciones de esta legislatura. CiU y ERC no discreparon dentro del Parlament, pero sí fuera. Un día después de que la vicepresidenta del gobierno catalán, Joan Ortega, avanzara que la consulta no se podrá hacer antes de octubre de 2014, por cuestiones de logística, Oriol Junqueras le contestó. El presidente de Esquerra quiso dejar claro que su partido no ve con buenos ojos que la consulta se aplace más allá de septiembre. Junqueras coincide con el Consejo Asesor de la Transición Nacional que el mejor periodo para convocar la consulta es antes del referéndum de Escocia, previsto para el 18 de septiembre. «Las cosas buenas, cuanto antes mejor», apostilló.
PP y Ciutadans incidieron en que las discrepancias corroboran que no habrá consulta.
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