Barcelona

Colau gana, Mas pierde

Podemos ha sido sin lugar a dudas el gran vencedor de la noche al ganar las elecciones en Cataluña de forma holgada
Podemos ha sido sin lugar a dudas el gran vencedor de la noche al ganar las elecciones en Cataluña de forma holgadalarazon

Los catalanes castigan en las urnas el error de estrategia de Mas, apoyan el referéndum que defiende En Comú Podem y alertan de que la resolución rupturista de Junts pel Sí y la CUP no es bienvenida.

El «run-run» de Ada Colau se ha convertido en «imparable», tal y como auguraba la rumba que la alcaldesa de Barcelona se atrevió a cantar en las municipales. La alegría que se respira en los actos de Podemos, las nueve razones para sonreír que esgrimió Pablo Iglesias en el debate de Atresmedia y la frescura adherida a la etiqueta de «partido emergente», se han impuesto al dramatismo de los discursos de ERC y CDC, al hastío del debate sobre la independencia de Cataluña y a la incertidumbre sobre la investidura de Artur Mas. La marca catalana de Podemos, En Comú Podem, salió a pelear por el primer puesto que le adjudicaba el sondeo del CIS con el revulsivo de Colau y una apuesta más clara por la celebración de un referéndum y ha ganado.

El tridente Iglesias, Colau y Xavier Domènech, candidato por Barcelona, obtuvo ayer 12 escaños en Cataluña, 9 en el área metropolitana de Barcelona. El llamado cinturón rojo, histórico granero de votos socialistas, se ha teñido de lila. Aunque el color puede diluirse con las próximas elecciones, como ha pasado con el naranja de Ciutadans. En las elecciones catalanas, los de Albert Rivera arrebataron la hegemonía al PSC en muchos municipios del área metropolitana. Pero apenas 80 días después, pasan a ser cuarta fuerza en la provincia de Barcelona, junto al PP y a Democràcia i Llibertat. Quinta en todo el territorio. En total, Ciutadans suma cinco escaños, los mismos que el PP. Pierde fidelidad el voto tradicional y se instaura la volatilidad. Es lo que tiene tratar al ciudadano como audiencia televisiva.

Cataluña, que entre 1977 y 2011, votó ininterrumpidamente al PSC en las elecciones generales, vuelve a definirse de izquierdas, tras el paréntesis de esta legislatura. Hace cuatro años, la autodestruída Convergència i Unió arrebató al PSC su liderazgo. Se aprovechó de la ola de cambio que tiñó el país de azul, del desgaste del tripartito y de la caída libre en la que está instalado el PSC. En 2008, los socialistas, con Carme Chacón, alcanzaron los históricos 25 escaños de los 47 que hay en juego en Cataluña. Cuatro años más tarde, se quedaron con 14 diputados y ahora obtienen ocho, los mismos que Democràcia i Llibertat, la marca con la que se ha presentado CDC, el gran perdedor de las elecciones.

La candidatura de Artur Mas, con Francesc Homs a la cabeza, por primera vez queda fuera del podio. Obtiene el cuarto puesto. Pierde la mitad de los 16 diputados que tenía. Se queda con ocho, los mismos que el PSC, sólo que los socialistas suman más votos. El territorio y el sistema electoral «salvan» al partido de Mas.

Por primera vez, ERC, que logra 9 escaños, el triple que hace cuatro años, supera a Convergència en unas generales. La estrategia de Oriol Junqueras de situar a un candidato, Gabriel Rufián, que habla en castellano para construir un espacio de izquierdas en el área metropolitana ha surgido efecto. Aunque los soberanistas han apostado por el «fair play» en la campaña, es inevitable interpretar el resultado en clave ganador-perdedor. Y ERC ha ganado esta pugna. Mas sale erosionado de esta contienda para encarar la negociación con Junts pel sí. Aunque el president de la Generalitat en funciones puesiera como excusa ayer que su candidatura ha obtenido un mal resultado porque «hemos sido atacados por los poderes del Estado por ser la pieza clave del proceso soberanista», la incertidumbre sobre la investidura y el hastío de un electorado hipermovilizado –a los tres comicios autonómicos, hay que sumar que los soberanistas han participado en la consulta del 9-N y en manifestaciones masivas desde 2012–, han hecho mella.

Mas no ha logrado el resultado que quería para mantener vivo el nervio soberanista y para transformar a su partido. Mas se ha pasado de frenada. Ayer lo medio reconocía cuando dijo estar convencido de que «el buen resultado de En Comú Podem tiene la base de haber defendido el derecho a decidir».