Barcelona

«CSI» MNAC

BCNegra analiza en una mesa redonda los sofisticados robos en el mundo del arte

La mesa redonda en el marco de BCNegra dejó pequeña la biblioteca del Mnac
La mesa redonda en el marco de BCNegra dejó pequeña la biblioteca del Mnaclarazon

Durante la madrugada del 18 de marzo de 1990, dos individuos realizaron uno de los más espectaculares robos de obras de arte. El escenario del delito fue el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston, del que desapareció, entre otros, la única marina conocida de Rembrandt, un cuadro que desde entonces no ha vuelto a verse públicamente.

Durante la madrugada del 18 de marzo de 1990, dos individuos realizaron uno de los más espectaculares robos de obras de arte. El escenario del delito fue el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston, del que desapareció, entre otros, la única marina conocida de Rembrandt, un cuadro que desde entonces no ha vuelto a verse públicamente. Y es que no es oro todo lo que reluce en el mundo del arte.

Eso es lo que demostraron ayer en una mesa redonda, organizada por BCNegra, tres especialistas en la materia, en el lado más oscuro del negocio del arte, donde delincuentes de todo tipo juegan con el patrimonio ajeno para enriquecerse. La semana que Barcelona dedica a la novela negra se instaló, durante unas horas, en la concurrida biblioteca del Museo Nacional de Arte de Cataluña (Mnac), donde se puso la lupa en los retos de la investigación policial. El arqueólogo Joan Carles Alay, el criminólogo Marc Balcells y la jefa de la Unidad de Patrimonio Artístico de los Mossos d'Esquadra, Llum Prados, analizaron el asunto.

La delincuencia en el mundo del arte no es un tema menor. Balcells recordó que es la tercera industria criminal del mundo, tras el tráfico de drogas y de armas, hasta el punto de mover «seis billones de dólares anualmente, aunque seguramente es una cifra que se queda corta». El criminólogo sostuvo que «hacen un gran daño y generan muchas pérdidas. Hablamos de piezas que pueden tener un valor incalculable».

En Cataluña este daño se sufre, por ejemplo, en excavaciones arqueológicas realizadas por gente nada profesional y deseosa de vender su botín. Alay dijo que «son saqueadores que cuando se marchan han desintegrado totalmente el yacimiento. Han trabajado sin autorización, aunque en ocasiones han sido vistos como "salvadores de la patria"porque algunos con su trabajo han encontrado piezas importantes».

La legislación no lo ha puesto nada fácil hasta fecha muy reciente. El patrimonio artístico no empezó a tener una legislación destacada sobre su conservación hasta que no la presentó en los años 70 la Unesco. Se debe, como dijo Balcells, a que «no son crímenes que despierten grandes pasiones». Además, necesitan de «una unidad altamente especializada que se dedica al patrimonio histórico. Son delitos que están marcados por la transnacionalidad. Horas después de que un cuadro haya sido robado, es fácil que ya haya pasado la frontera». Para Prados, «la realidad supera la ficción», recordando el robo que sufrió el Museo del Mamut de Barcelona de piezas por valor de un millón.