Política

El Govern se da 7 años para cambiar de horarios: comer a la una, cenar a las ocho

El Pacto por la Reforma Horaria se firmará en julio y pide la complicidad de Rajoy para recuperar las dos horas de desfase horario con Europa

La Razón
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El Pacto por la Reforma Horaria se firmará en julio y pide la complicidad de Rajoy para recuperar las dos horas de desfase horario con Europa.

La consellera de la Presidència, Neus Munté, pedía ayer otro voto de confianza para avanzar hacia una reforma horaria que ayude a conciliar más el trabajo con el ocio y la familia, permita dormir las horas que recomienda la Organización Mundial de la Salud –una persona que se despierta a las 8.00 debería estar en la cama como muy tarde a las 23.30– y evite muertes por estrés o accidentes de tráfico porque «tenía prisa y no llegaba a tiempo». El plan pasa por recuperar las dos horas de desfase horario respecto al resto de países europeos. Esto es volver a hacer lo mismo que hacía España hace 80 años, comer a la una y cenar a las ocho, como en Francia o Italia.

Pero convocar la cumbre por el referéndum un 23 de diciembre a las cinco y media de la tarde, la víspera de las fiestas de Navidad, como hizo Carles Puigdemont el año pasado, no genera precisamente mucha confianza.

Queda políticamente correcto apoyar la reforma horaria, el texto legal cuenta con el acuerdo de todos los grupos y como ejemplo el Parlament ha avanzado la hora de comer, entre la una y las tres, y los plenos acaban a las seis y media. Pero en 2018 tocará pasar de las palabras a los hechos.

Ayer, en la presentación de la IV Setmana dels Horaris y la Memoria 2016, el Consejo Asesor de la reforma Horaria, que la Generalitat creó hace dos años con la misión de impulsar el proceso de conciliación, no avanzó ninguna noticia. Munté sólo dijo que el Pacto por la Reforma Horaria se firmará en julio con el objetivo de implementarlo en septiembre de 2018. Nada nuevo.

El Pacto por la Reforma Horaria, que empezó a gestarse hace tres años y medio, y en el que han trabajado diputados y representantes del Govern y del Ayuntamiento de Barcelona, médicos, sociólogos y profesores aboga por compactar la jornada laboral, introducir horarios flexibles, fomentar el teletrabajo y reducir a un máximo de una hora la pausa para comer para que en la medida de lo posible a las seis la gente se pueda ir a su casa. También se apuesta por adelantar el horario de cierre de los comercios a las 19.30. Y por que el curso 2018-2019 el horario escolar sea de 8.00 a 16.00 horas. La Generalitat tiene competencias en Educación. El Parlament puede cambiar los horarios lectivos y de los funcionarios de la administración autonómica. Pero para sumar a empresas y comercio, hay que contar con el Gobierno. Y Mariano Rajoy compra la idea de salir a las seis de la tarde del trabajo, pero no limita los horarios comerciales.

Munté se colgó medallas porque el «prime time» de la televisión pública catalana acaba a medianoche y no a las dos de la madrugada como en las televisiones privadas. Pero la serie de mayor éxito juvenil empieza a las 22.30 horas, cuando los niños que se despiertan a las 7.00 deberían irse a dormir a las 21.30 horas. A esa hora, contaba el escritor Màrius Serra, que dialogó con el sociólogo Salvador Cardús sobre el tiempo, que cuando vivía en Inglaterra regresaba de un concierto de punk con la sensación de haberse desmelenado hasta las cuatro de la mañana. Los promotores confían en una revolución social de abajo hacia arriba, aunque como apuntó Serra, aún queda mucho por hacer, porque «los que cierran los afterhours siguen siendo los buenos».