Barcelona
El reino del huevo
La figura del huevo ha sido fundamental en todas las cocinas del mundo desde el principio de los tiempos. Tortilla francesa, de patata, huevos revueltos, duros, fritos, escaldados, como plato central o como acompañamiento, es un ingrediente que siempre ha suscitado una asombrosa unanimidad, a todos les gusta, de una manera y otra. La vanguardia no ha dado nunca la espalda a este manjar. La prueba la tenemos en el chef Paco Pérez, que acumula cuatro estrellas Michelín, y que acaba de abrir en plenos Jardinets de Gràcia «Eggs», restaurante centrado en las mil variantes que posibilita el huevo en la cocina.
Después de revolucionar el mundo de la hamburguesería con «La Royale», Pérez vuelve a atreverse con la cocina que podríamos denominar «para todos los públicos» en un establecimiento que une gusto culinario con precios populares. «Quería apostar por algo diferente, divertido, que guste a todo el mundo y sea asequible económicamente», señala el cocinero.
La carta, por supuesto, incide en los huevos, siempre ecológicos y de corral. Los comensales podrán degustar huevos fritos con jamón ibérico, patatas y ajo negro o chipirones a la andaluza y salsa tártara. También podrá probar tortillas de ventresca de atún, cebolleta y mahonesa; de tomates cherry y queso comté o con bacalao y pil pil. Por supuesto, se sirven revueltos con espinacas, pasas y piñones o con gambitas al ajillo. Para los que no tengan suficiente, hay arroces y carnes con el que el huevo también tiene cierto protagonismo como una espectacular arriz a la cubana o la llamada hamburguesa Eggs, que incluye aungus, tomate, salsa de tomate espaciado, queso de oveja, huevos de codorniz y rúcula. Y a quien no le gusten los huevos, tranquilos, la carta incluye suficientes alternativas para que nadie se sienta limitado.
El restaurante guarda hasta el último detalle para que el comensal sienta la comida como una auténtica experiencia. Basado en la imagen de un corral, el interiorista Toni Espuch ha creado un cálido local con diferentes espacios y cuya decoración remite a una granja clásica. Que nadie se sorprenda si ve telas de gallinero, tejidos con paja, lámparas de huevos de avestruz y unos trofeos de cabezas de gallina. «La idea era crear un ambiente acogedor, pero con espíritu joven», asegura Espuch.
Con capacidad para 120 comensales, el restaurante está llamado a ser un centro de reunión en el que quien quiera comer a deshora pueda hacerlo sin problema. También cuenta con una coctelería abierta hasta las dos de la mañana comandada por Javier Caballero, creador de la llamada «coctelería evolutiva».
Otra de las particularidades de Eggs es su agua, la Premium Fresh Water, conseguida tras un sistema de filtración de alta pureza y mineralización, otra apuesta ecológica que garantiza el disfrute de los que se acerquen a comer. No hace mucho que el restaurante está abierto, pero ya está dando mucho que hablar.
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