Teatro

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El Teatre Grec acoge la locura contagiosa de «Calígula»

Mario Gas dirige la obra de Albert Camús con Pablo Derqui como emperador

Una de las escenas que ya se pudo ver en el Festival de Mérida
Una de las escenas que ya se pudo ver en el Festival de Méridalarazon

Quien va contra los hombres tiene que acabar iendo contra sí mismo, puesto que no deja de ser hombre al fin y al cabo. Ésta podría ser resumida la tragedia de Calícula, el emperador romano descrito por la historia como un depravado y un demente, pero que sólo llevó hasta las últimas consecuencias su desprecio por la humanidad. Albert Camús lo describió mucho mejor: «Su error consiste en negar a los hombres. No se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo. Calígula es la historia de un suicidio superior. Es la historia del más humano y más trágico de los errores. Infiel a los seres humanos debido a la excesiva lealtad a uno mismo, Calígula consiente en morir después de darse cuenta de que no se puede salvar solo y que nadie puede ser libre si es en contra de otros».

El Teatre Grec acoge hasta el 23 de julio la nueva versión del «Calígula» de Albert Camús que presenta Mario Gas. Pablo Derqui es aquí el temible emperador en una obra que «va mucho más allá de un estudio sobre los fascismos modernos», como se ha querido describir en múltiples ocasiones y habla de «la lógica de la locura, la fragilidad de la existencia, la muerte y el paso del tiempo», según Gas.

Éxito en Mérida

La obra ya se pudo ver la semana pasada en Mérida, donde en cinco días la vieron más de 10.000 personas con grandes aplausos de la crítica. En una puesta en escena sencilla, firmada por Paco Azorín inspirada en el Palazzo della Civiltà del Lavoro en Roma, emblema de la Italia de Mussolini, el elenco se mueve con estridentes trajes de corte de los años 30, forzando el anacronismo y la locura de la acción. «Calígula es un monstruo que pone un espejo frente a la sociedad para que vea su propia maldad», afirma Gas.

Junto a Derqui, Borja Espinosa interpreta a Quereas, Mónica López a Cesonia, Bernat Quintana a Escipión y Xabier Ripoll a Helicón, en un reparto en el que Pep Ferrer, Pep Molina, Anabel Moreno y Ricardo Moya son el Corifeo. «La extrema licudez de Calígula le lleva a un suicido lento que despierta conciencias y destruye el orden establecido, que es corrupto, de manera arbitraria y cruel», comenta Derqui.

El texto, en definitiva, habla de la arbitrariedad del poder y el absurdo de la existencia, bajo la lupa de la contagiosa locura del triste Calígula.