Cataluña
El turismo se convierte en el principal problema de los barceloneses
Los vecinos se rebelan contra sus efectos, la masificación y los precios del alquiler
Los vecinos se rebelan contra sus efectos, la masificación y los precios del alquiler.
Hace sólo tres años, el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, se marcaba como objetivo que la ciudad alojara a 10 millones de turistas «para ser un destino de primera división, como París o Roma». Entonces, 7,5 millones de turistas visitaban la ciudad a lo largo del año. Los últimos datos, de 2016, confirman que Barcelona no deja de batir récords turísticos, el año pasado, 9 millones de personas se alojaron en la ciudad y este verano se prepara para superarse. Pero antes de llegar a los diez millones que perseguían los hoteleros, el turismo se ha convertido ya en un problema para la ciudad. Y no un problema cualquiera, sino el que más preocupa a los barceloneses, según el último barómetro de opinión del Ayuntamiento de Barcelona, por delante del paro y las condiciones laborales, que encabezaban la lista de preocupaciones desde 2008.
En cinco años, la preocupación por el turismo se ha cuadruplicado. En 2015, era el principal dolor de cabeza para el 5,3% de los vecinos, hoy lo es para el 19%. Luego vienen el paro y las condiciones de trabajo (12,4%); el tráfico (7%); la gestión política municipal (6,6%) y el acceso a la vivienda (6,1%). Hace dos años, la vivienda preocupaba al 0,6%.
cruceristas
Claro que los números de los hoteleros sólo cuentan las pernoctaciones en sus establecimientos. A los nueve millones faltaría sumar los 2,5 millones de cruceristas y los turistas que duermen en apartamentos y domicilios particulares, cuya regulación, trae de cabeza a Ada Colau.
Los vecinos de la Sagrada Familia, la Barceloneta o el Park Güell, fueron los primeros en alzar la voz. Manifestaciones, performances, cartas a la alcaldesa de Barcelona y pintadas como «Tourist go home» o «All tourist are bastards» mostraban su malestar con el turismo.
Su errática gestión –no basta con congelar las licencias de establecimientos turísticos y multar a las plataformas de alquiler de pisos como Airbnb o Homeaway– ha acabado por conseguir que los vecinos de Barcelona se rebelen contra los problemas de convivencia que causa la masificación de visitantes y contra el alza de los precios de alquiler, un asunto muy candiente estos últimos días.
Valor del turismo
El alcalde accidental, Gerardo Pisarello, que ayer presentó el barómetro semestral defendió que el concepto de turismofobia es injusto, que no cree que los ciudadanos rechacen el turismo, más bien piden que se regule.
No hay que hacerse trampas, el turismo es el sector que más aporta al PIB de Barcelona, un 15 por ciento, ha tenido un papel fundamental en la recuperación económica de la ciudad, y según la plataforma Airbnb, los anfitriones locales ingresaron 167 millones el año pasado alquilando sus pisos.
El problema que más preocupa de Cataluña es el encaje de Cataluña en España. Y en el caso de España, la corrupción,
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