Política

Obituario

Fallece Josep Fontana, maestro de historiadores

Tenía 86 años y deja tras de sí una obra que concluye con el libro «El siglo de la revolución»

Josep Fontana tuvo una extensa carrera como docente, además de crear una importante obra ensayística
Josep Fontana tuvo una extensa carrera como docente, además de crear una importante obra ensayísticalarazon

Ha sido un profesor muy querido y un historiador muy seguido hasta el punto de que son muchos sus discípulos. Era crítico con el sistema y un teórico que no se mordía la lengua. El autor que bebió de la palabra de Antonio Gramsci, con una obra con gran impacto internacional, profesor emérito de la Universitat Pompeu Fabra Josep Fontana, falleció ayer en Barcelona a los 86 años.

Ha sido un profesor muy querido y un historiador muy seguido hasta el punto de que son muchos sus discípulos. Era crítico con el sistema y un teórico que no se mordía la lengua. El autor que bebió de la palabra de Antonio Gramsci, con una obra con gran impacto internacional, profesor emérito de la Universitat Pompeu Fabra Josep Fontana, falleció ayer en Barcelona a los 86 años.

Nacido en la capital catalana el 20 de noviembre de 1931, el desparecido historiador era hijo de un librero. Fue en Barcelona donde realizó el bachillerato en los Escolapios, de donde fue expulsado por «impío», licenciándose en Filosofía y Letras, rama de Historia, en la Universidad de Barcelona en 1956, donde, posteriormente, se doctoró en 1970 defendiendo la tesis «La quiebra de la monarquía absoluta 1814-1820», bajo la dirección de Fabià Estapé.

Discípulo de Ferran Soldevila, Jaume Vicens Vives y Pierre Vilar, fue «assistant lecturer» en la Universidad de Liverpool (Inglaterra) en el curso 1956-1957 y ayudante de Vicens Vives y Jordi Nadal en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona hasta la expulsión colectiva de profesores por motivos políticos en 1966. A lo largo de su extensa carrera como dodente, Fontana estuvo al frente de la cátedra de Historia Económica de las universidades de Valencia (1974-1976), así como la de la Autónoma de Barcelona (1976-1991), de donde fue decano y vicerrector.

Fue en 1991 cuando aterrizó en la Pompeu Fabra donde ostentaba la condición de profesor emérito y donde dirigió hasta 2002 el Instituto Universitario de Historia Jaume Vicens Vives. Fue precisamente a esta universidad a la que quiso donar su biblioteca particular, un fondo que supera los 37.000 documentos de temática variada.

Fontana fue un historiador que tuvo la capacidad de saber conectar con los lectores, aunque estos no fueran especialistas en el género. El autor creó adeptos a la Historia gracias a trabajos como «La crisis del Antiguo Régimen (1808-1832)», «Europa ante el espejo»; «Historia: análisis del pasado y proyecto social»; «La historia después del fin de la historia», «La història dels homes»; «Aturar el temps»; «La construcció de la identitat»; «De en medio del tiempo»; «Introducción al estudio de la historia»; o «La época del liberalismo». Su última obra fue el monumental ensayo «El siglo de la revolución» (Crítica), publicado en 2017.

El historiador trabajó sobre los modelos de transición del antiguo régimen al capitalismo y se centró en estudiar la formación del mercado peninsular, las revoluciones de 1820 y 1868 en España y Cataluña y, especialmente, las relaciones entre las finanzas públicas y el desarrollo económico, sin olvidar la Transición española. Algunos de los autores que le influyeron de manera notable fueron E.P Thompson, E.J. Hosbawm, Antonio Gramsci y George Rudé.

Antifranquista, militante del PSUC hasta principios de los años ochenta, cerró en 2015 la lista de Barcelona en Comú al Ayuntamiento de Barcelona, que encabezaba Ada Colau, quien ayer lo calificó de «hombre bueno» y de «maestro, pensador lúcido, hombre comprometido y generoso».

Entre otros reconocimientos fue distinguido con la Cruz de Sant Jordi en 2006 y también con el Premio Nacional a la Trayectoria Profesional y Artística en 2007.

Además, el próximo mes de septiembre el Ayuntamiento de Barcelona le iba a entregar la Medalla de Oro de la ciudad por su trayectoria durante la Transición, la lucha contra el franquismo y el relato de los movimientos obreros.