Libros
La Barcelona de los 50 se convierte en escenario criminal en«Don de lenguas»
Rosa Ribas y Sabine Hoffman escriben juntas el último éxito de la novela negra. «Don de lenguas». Rosa Ribas y Sabine Hoffman. Editorial Siruela. 408 páginas. 19,95 euros
Después del éxito de Dolores Redondo con «El guardían invisible» (Destino), la novela negra vuelve a dar en la diana con «Don de lenguas» (Siruela), de Rosa Ribas y Sabine Hoffman, dejando claro que el género vive un gran momento y que las mujeres se lo están apropiando. En una semana, la novela de Ribas y Hoffman ha llegado a la segunda edición y el boca oreja no deja de crecer. Además, una versión alemana está consiguiendo lo mismo en el país germano. La razón, una ambientación histórica impecable, una intriga sorprendente y bien tramada, y unos personajes que parecen creados para durar. De momento, ya hay segunda novela para arrancar una nueva serie.
Un mundo de corrupción
La historia está ambientada en la Barcelona de los años 50, en medio del Congreso Eucarístico, cuando la obsesión de los que dirigen la suerte del país es ofrecer al mundo una imagen impoluta. Durante esos días, aparece el cadáver de una mujer y mientras desde las altas esferas se quiere minimizar el crimen, una joven periodista empezará una investigación que pondrá al descubierto un mundo podrido y lleno de corrupción. Sólo tendrá una ayudante, una filóloga que le hará descubrir que, a veces, detrás de las palabras, se esconden revelaciones terribles. «Estuvimos tres años y medio metidas en la novela, con un gran trabajo de documentación para conseguir que la ambientación fuera una protagonista más. Barcelona no es un escenario en el fondo, sino que provoca y mueve a los personajes. No se entendería esta historia en ningún otro sitio y en ningún otro momento», comentó ayer Ribas.
Para hacer creíble la Barcelona de los 50 entrevistaron a muchas personas con las que conseguir ese aliento vital que evocan siempre los propios recuerdos. «Incluso entrevisté a mis padres y oírles hablar era como volver in situ allí. Eso es lo que queríamos conseguir», dijo Ribas.
La pareja se conoce desde su época en la universidad en Alemania. Allí escribieron a cuatro manos una pequeña novela de 70 páginas para una amiga común y vieron que podían trabajar juntas. «Ella es más alemana, muy ordenada y racional y yo soy más latina, impulsiva e intuitiva, pero el conjunto es sobresaliente», dijo Ribas.
El acierto de escribir a cuatro manos
Escribir a cuatro manos ha sido un ejercicio complejo, largo, minucioso, pero totalmente efectivo. En su caso, lo han hecho todo de forma conjunta, con una salvedad, Ribas escribía en español y Hoffman en alemán y luego se traducían una a otra. Esto ha hecho que la novela pueda salir simultáneamente en Alemania y España, un hecho sin precedentes. «Es un proceso más lento de lo habitual, y discutes y te peleas mucho, pero el resultado final es más revelador».
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