Cataluña
La mirada de Jacinto Esteva
La Filmoteca reivindica a uno de los cineastas más personales de la Escuela de Barcelona en una completa exposición
Fue uno de los impulsadores de la Escuela de Barcelona, además de excelente pintor, arquitecto y aventurero en África. La de Jacinto Esteva fue una de las miradas más inteligentes de su tiempo y eso es algo que ha querido recuperar la Filmoteca de Cataluña en una interesante exposición.
La muestra contiene numerosa documentación inédita o poco vista, procedente de los fondos documentales guardados por su hija Daria Esteva. Todo ello se complementa con materiales de otras exposiciones, así como una serie de entrevistas rodadas para la exposición a Ricardo Bofill, Joan Amorós, Julio Garriga y Amado Rodríguez. Asimismo la Filmoteca proyectará la filmografía completa del realizador en estos días, además de películas de otros miembros de la Escuela de Barcelona y relacionados con Esteva, como Joaquín Jordà, José María Nunes, Pere Portabella, Glauber Rocha y Carles Duran.
La exposición nos permite conocer la obra pictórica de Esteva, con obras en las que parece planear la influencia del cubismo e informalismo. Igualmente resultan interesantes sus proyectos arquitectónicos, algunos materializados, como se presentan en la Filmoteca.
La muestra documenta sus problemas con la censura desde sus inicios como realizador, en los documentales «Notes sur l'emigration». En 1967 estrenó una de sus producciones más conocidas, «Dante no es únicamente severo», codirigida con Jordà y calificada como el buque insignia de la llamada «gauche divine». Fue la primera apuesta por un cine poético, alejado de los parámetros más comerciales y que intentaba evitar a la censura franquista. Esteva seguía la el planteamiento de Jordà: «ya que no es posible hacer a Victor Hugo, haremos Mallarmé».
Las películas posteriores del cineasta no encontraron el eco esperado. Fue entonces cuando Esteva descubrió el continente africano, en el que llegó a rodar materiales para dos películas que quedaron por acabar. La exposición acaba cuando se pierde el rastro del autor en un terreno que le proporcionó la libertad y el deseo de aventura que tanto deseaba.
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